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Estonia, primera víctima de los 'hackers'

Un contencioso con Rusia desencadenó la paralización digital del país en 2007

El ataque más espectacular contra instituciones estatales e importantes negocios ocurrió en la primavera de 2007 en Estonia y fue obra de los piratas informáticos rusos, famosos por sus habilidades; como botón de muestra, recuérdense los 10 millones de dólares (7,1 millones de euros) robados al Citibank por el matemático Vladímir Levin y su equipo.

A pesar de que apenas cuenta con 1,3 millones de habitantes, Estonia ha hecho de su infraestructura digital un motivo de orgullo nacional. Fue el primer país, en 2004, que inició pruebas de votos legales a través de Internet, el primero donde fue posible votar por ordenador en las elecciones de 2007 y el primero que tiene previsto por ley el voto a través del teléfono móvil para las elecciones de 2011. El 98% de las transacciones bancarias del país son digitales. Los invasores rusos escogieron, pues, a un rival de altura.

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La que se conoce ya como "ciberguerra estonia" fue motivada por el traslado del Soldado de Bronce de Tallin, que había sido levantado en agradecimiento a los soviéticos que liberaron a Estonia de los nazis. El problema, para los estonios, es que su país fue absorbido por la URSS, y muchos estonios consideran invasores al Ejército Rojo.

Sea como fuere, los rusos nacionalistas -o quizás los especialistas del Servicio Federal de Seguridad, el heredero del temible KGB- respondieron a lo que consideraban un sacrilegio con un nutrido ataque informático, cuyos blancos fueron numerosas instituciones públicas, entre ellas, el Parlamento y varios ministerios, además de bancos, partidos políticos y medios de comunicación.

El ataque, inusitado por su envergadura, es estudiado hoy por muchos países y estrategas militares. El ministro de Exteriores estonio acusó inmediatamente al Kremlin de estar detrás de la guerra informática desencadenada contra su país.

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Aunque hasta el momento no se sabe con certeza si el Kremlin estuvo detrás de los ataques o no, los especialistas sostienen que, dada la magnitud del ataque, los piratas informáticos tuvieron que contar, al menos, con el visto bueno del Kremlin y también con la colaboración de alguna compañía telefónica estatal. El famoso hacker ruso SpoRaw considera incluso que los piratas informáticos no sólo contaron con el apoyo de las autoridades, sino que lo hicieron por recomendación de altos funcionarios.

Un año después de aquella guerra, en 2008, la OTAN decidió crear en Tallin el Centro de Excelencia para la ciberdefensa, un proyecto en el que participa España junto a otros seis países para diseñar estrategias de defensa contra ataques por Internet. En el centro trabajan dos españoles, uno militar y otro civil, y funciona con presupuesto de Defensa de los países participantes.

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