"Expulsaremos a los extranjeros delincuentes"
Giorgia Meloni, de 31 años, es una mujer hecha a sí misma. Empezó a trabajar a los 15 años, fue líder estudiantil y luego dirigente de las juventudes de la posfascista Alianza Nacional. Hace tres años, se convirtió en la vicepresidenta de la Cámara de Diputados más joven de la historia italiana. Ahora es ministra de Juventud y benjamina del equipo de Silvio Berlusconi. En asuntos de seguridad e inmigración, toma partido por la línea dura.
Pregunta. Alianza Nacional basó su campaña en la promesa de devolver la seguridad al país "cazando y expulsando" a gitanos e inmigrantes ilegales.
Respuesta. Gianni Alemanno [alcalde de Roma] dijo que hay 20.000 inmigrantes manchados con crímenes en la calle que deben ser arrestados y expulsados. No hablamos de cazar. Si no se cumplen las leyes nada funcionará. ¿Es solidaridad dejar que los niños pidan limosna? Es explotación. Muchos caen en las redes del crimen organizado por la ausencia del Estado.
"Muchos caen en las redes del crimen organizado por la ausencia del Estado"
P. Si hay explotados la culpa será del Estado y del crimen organizado. No de los explotados...
R. ¿Y qué hacemos entonces?
P. Dígalo usted.
R. Si dejamos entrar sólo a las personas que la comunidad es capaz de asumir no hacemos demagogia. Nuestra política debe consistir en expulsar a todos los extranjeros delincuentes.
P. ¿Incluidos los sin papeles?
R. Convertir la inmigración ilegal en delito no sirve, porque la justicia no da más de sí. Pero tampoco se trata de dejar que circulen libremente. La sociedad no lo asume y los margina.
P. La eurodiputada húngara Viktoria Mohacsi ha denunciado que es el Estado quien ha marginado a los gitanos, violando sus derechos fundamentales.
R. El Ayuntamiento de Roma ha invertido mucho dinero en ellos. Tenemos espléndidos campamentos de gitanos...
P. Disculpe; son sitios indignos a menudo sin agua ni luz.
R. Espléndidos era una ironía. Quiero decir equipados.
P. Tienen contenedores de 30 metros cuadrados donde se hacinan familias de 8 o 10 personas. Parecen campos de concentración modernos.
R. Habrá que arreglar también eso. La comunidad romaní está muy presente en Italia y no ha tenido dificultades de integración. Pero también habrá que distinguir entre los que quieren respetar las reglas y los que no.
P. ¿Cómo es el ambiente en el Gobierno?
R. La atmósfera es de gran responsabilidad. La gente espera mucho de nosotros. La coyuntura económica es mala, y harán falta milagros. Las primeras señales son buenas. La basura de Nápoles, la velocidad con que hemos afrontado el problema de la seguridad... Muy pronto empezarán a verse los resultados.
P. Usted, que es joven, ¿cómo ve a los jóvenes italianos?
R. Son pequeños héroes, gente que está pasando muchas dificultades pero que no ha perdido los valores de la patria, la solidaridad y el esfuerzo. Muchos no creen en la política porque saben que el mérito cuenta menos que el enchufe y que la burocracia es un gran obstáculo. Pero para instaurar el mérito en Italia haría falta una revolución.
P. ¿De dónde viene la cultura del enchufe?
R. La cultura de mayo de 1968 fue un desastre. Se pensó que el mérito equivalía a un privilegio. En Italia, la izquierda extendió esa creencia que en los últimos 30 años ha copado la cultura, la enseñanza y la información.
