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La actual ley sobre el aborto en Francia tendrá carácter definitivo

El Gobierno francés propuso ayer que la ley sobre la libertad del aborto en Francia sea adoptada de manera definitiva, tras cinco años de experiencia que han aportado un «balance positivo» según las autoridades oficiales. En las semanas próximas, la propuesta del Gobierno será sometida a la aprobación de la Asamblea Nacional que, muy probablemente, como en 1974, la votará con el apoyo de los diputados de la oposición.

Desde hace cinco años, las mujeres francesas pueden abortar libremente gracias a una ley provisional que fue aprobada, entonces a título experimental. Ahora termina ese plazo quinquenal. El Gobierno debía presentar de nuevo otro proyecto de ley y ha optado por mantener el que ha reglamentado el aborto durante estos cinco años pasados. La novedad, en consecuencia, consiste en que la ley, dentro de algunas semanas, se convertirá en definitiva, si es adoptada, como se espera, por los parlamentarios. El ejecutivo galo prefirió no dar satisfacción ni a los enemigos a ultranza de la interrupción del embarazo, que deseaban la supresión de la ley, ni a los abortistas, partidarios de una liberalización más amplia. La ley propuesta, según estos últimos, adolece de fallos importantes, como son el que no sea posible abortar si el embarazo rebasa las diez semanas; que las menores de edad necesitan autorización paterna; que las extranjeras deben ser residentes en Francia, y que el coste de la operación no es reembolsado por la Seguridad Social.El debate público entre los partidarios y los detractores de la que se ha llamado «ley-Veil» (fue la entonces ministra de la Salud, Simone Veil, quien la defendió ante el Parlamento) ya ha empezado, y no cejará hasta que la asamblea afronte la cuestión. La última encuesta, de hace unos días, dice que el 65% de los franceses consideran como un derecho fundamental el aborto libre.

Los partidos de izquierda son todos partidarios y aceptarán una ley que desearían fuese más liberal. La Iglesia de Francia, por boca del obispo de Estrasburgo, monseñor Elchinger, reiteró ayer su condena de «este acto de muerte que no es posible admitir que se convierta en un derecho».

Incluso el Gobierno reconoce que, durante los cinco años experimentales, su aplicación ha sido defectuosa, por falta de información y por las reticencias de muchos médicos de los hospitales públicos, que recurren fácilmente a la cláusula de conciencia autorizada.

El balance de los cinco años de la ley referida arroja algunos datos sobre la problemática del aborto en Francia: desde hace tres años abortan cerca de 300.000 mujeres. La tasa mayor de abortos se registra en las mujeres que cuentan alrededor de veintiún años. El 40% son solteras. Un tanto por ciento similar de abortos se produce después del abandono de los medios de contracepción oral. Según todos los testimonios, incluso los del clero, la ley ha hecho desaparecer los accidentes graves.

El coste de la operación, en los hospitales públicos es de 14.000 pesetas, y de 32.000 en las clínicas privadas.

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