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Fini desafía a Berlusconi y critica su espíritu "profundamente antiliberal"

El ex aliado del primer ministro italiano dice que no dejará su cargo al frente de la Cámara ni presentará una moción de censura aunque sí formará su propio grupo

"Me he quitado un peso de encima. Me siento liberado, como cuando me separé de Veronica", se desahoga Silvio Berlusconi, tras deshacerse de la oposición interna a su partido . Anoche condenó al exilio a los fieles de su antiguo compañero y co-fundador de partido, Gianfranco Fini. Hoy ostenta seguridad, dice que tiene los números para seguir sin los rebeldes y tiene al aliado Umberto Bossi, de la Liga Norte, cuyo apoyo nunca le ha fallado (a parte cuando tumbó su primer ejecutivo en 1996, pero eso ya es agua pasada en un país políticamente tan nebuloso y esclerótico).

Pero Fini ha atacado hoy con fuerza a su ex aliado. "Berlusconi ha demostrado su espíritu profundamente antiliberal. Anoche, en dos horas, sin que yo pudiera defenderme, me ha expulsado del partido que contribuí a fundar", ha dicho el ex líder de Alianza Nacional en su primera rueda de prensa (sin preguntas), tras su salida forzada. "Pensad qué gran crimen he cometido -ha comentado irónico Fini, citando textualmente el documento de expulsión votado por la cúpula del partido-. Haber atacado sistemáticamente el papel y la figura del primer ministro, de haber expresado en un goteo continuo mi contrariedad, de haber criticado algunas propuestas de ley de la mayoría".

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Fini ha subrayado que no piensa dimitir de su puesto de presidente del Congreso: "Mi rol es institucional, es velar para el buen e imparcial funcionamiento de la Cámara de los Diputados. Estoy allí como garantía del bien común, no de la mayoría. Quien piensa eso razona según lógicas empresariales". Berlusconi, según Fini, concibe el Parlamento como el consejo de administración de una de sus empresas.

El ataque de Fini llega fuerte y claro a los oídos de los hombres muy cercanos a Berlusconi, actualmente involucrados en la investigación sobre la logia secreta que intentaba hacerse con concursos públicos y condicionar el nombramiento de los jueces. La investigación ha desencadenado las dimisiones de dos ministros y de un viceministro. Los finianos piden las dimisiones de Denis Verdini (coordinador nacional del partido) y Nicola Cosentino (que dimitió hace una semana como vice ministro de Economía, pero sigue siendo el jefe del PDL en Campania). Berlusconi les defiende.

Descartada la moción de censura, Fini sí ha asegurado que formará un nuevo grupo: Futuro y Libertad. Pero ha insistido en que no va a quitar el apoyo al Gobierno (tanto que parece que sus ministros se quedarán en el cargo). "Vamos a apoyar desde nuestro nuevo grupo las iniciativas del Ejecutivo que de verdad cumplan con el programa electoral gracias al cual hemos ganado las elecciones". Sin embargo, ha amenazado: "Vamos a discutir y debatir cada cosa. Si no respetan el programa, votaremos en contra".

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Tras la ruptura, la coalición gubernamental perdería la mayoría en la Cámara de Diputados y podría perder el Senado. El PDL hasta ayer contaba con 174 senadores sobre un total de 315 y con 344 diputados de 630, es decir que tenía una ventaja respecto a las oposiciones de 13 y 25 hombres, respectivamente. Habrá que ver cuántos finianos están dispuestos a abandonar el buque del Gobierno para subirse a la lancha de la oposición.

Adelanto electoral

Pier Luigi Bersani, líder del Partido Democrático (PD), mayor formación de un centro izquierdas en perenne crisis de identidad, dijo "que ahora no se salgan con el cuento de que el motor está roto pero el coche sigue funcionando".

La oposición no está lista para adelantar las elecciones. Por otro lado, no desea que Il Cavaliere se arrastre hasta el final de la legislatura en 2013. Así que, como siempre, adopta una templada posición intermedia: un gabinete técnico que conduzca al país hasta las urnas, dentro de los tres años previstos. La cúpula del PD se ha reunido esta mañana y ha tomado esta pilatesca decisión: "Hay que estar abiertos a soluciones puente, que sea un gobierno de amplios acuerdos, de transición o institucional".

El Presidente de la República, Giorgio Napolitano, que vela sobre la estabilidad del poder político, sigue con atención estas horas convulsas. Es él quien decide si convocar las elecciones anticipadas, si formar un gobierno técnico (en el caso de que averigüe que el de Berlusconi ya no tiene los números en el Parlamento) o si no hacer nada.

Incluso en el mejor de los escenarios, la mayoría va a ser muy frágil. Una situación que recuerda a la de Romano Prodi en 2008. Gobernar así va a ser complicado para quien se jacta de ser el mejor primer ministro de la historia de Italia y presume de liderar il Governo del fare (el Ejecutivo del hacer). Al Professore Prodi, mucho menos ambicioso, se le cayó el Gobierno y hubo que adelantar las elecciones. La historia parece a un paso de repetirse.

Fuego cruzado

La expulsión de Fini y sus compañeros llega tras meses de fuego cruzado entre los dos fundadores del PDL. El presidente del Congreso declaró en varias ocasiones que no aprobaba el frecuente recurso a mociones de confianza y decretos ley, instrumentos ampliamente utilizados por el Gobierno para saltarse los trámites parlamentarios. El 22 de abril, en la dirección del partido, los dos se pelearon en directo por televisión. Berlusconi amenazó: "Si quieres hacer política, renuncia a tu cargo institucional". Casi a gritos y perdiendo por un instante su aplomo británico, Fini contestó: "Si no, ¿qué haces? ¿Me vas a echar de mi partido?". Desde entonces todo ha ido a peor.

Dos son las cuestiones principales que les separan. Primero, la ley mordaza . Fini obligó a suavizar el proyecto que regula el uso de las escuchas telefónicas, para garantizar algo de libertad de prensa a periodistas y editores y la posibilidad de investigar a los magistrados. Berlusconi, principal inspirador de la propuesta, apenas pudo esconder su mal humor. El segundo tema crítico es la investigación sobre la presunta asociación secreta que intentaba hacerse con concursos públicos y condicionar los nombramientos de los jueces del Consejo Superior de la Magistratura y de tribunales clave para los juicios al entorno de Berlusconi.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, conversa con el ministro  de Economía, Giulio Tremonti, durante la sesión de ayer en el Parlamento italiano
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, conversa con el ministro de Economía, Giulio Tremonti, durante la sesión de ayer en el Parlamento italianoAFP
Fini, durante la rueda de prensa ofrecida tras su expulsión del partido de Berlusconi
Fini, durante la rueda de prensa ofrecida tras su expulsión del partido de BerlusconiAFP

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