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Florida y California suspenden todas las ejecuciones tras la irregularidades detectadas en la última la inyección letal

El reo Ángel Nieves Díaz necesitó dos dosis de cóctel mortal y prolongó su agonía por espacio de 34 minutos

El gobernador del estado estadounidense de Florida, Jeb Bush, ha suspendido las ejecuciones de condenados a pena de muerte después de que un médico forense determinara que hubo fallos en la ejecución de un preso puertorriqueño, el pasado miércoles. Bush, hermano del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aplazó ayer la firma de las órdenes de ejecución hasta que una comisión analice el método que se aplica en el estado y presente un informe final en marzo próximo. En California, el mismo juez federal que a principios de año impuso una moratoria a las ejecuciones, Jeremy Fogel, declaró anticonstitucional también ayer la aplicación de la inyección letal, por ser un método demasiado cruel y que, en sus propias palabras, "no funciona".

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34 minutos de agonía con la inyección letal

La comisión de Florida se encargará de examinar el uso de la inyección letal, un método que ha sido cuestionado por varios abogados de condenados a muerte en el estado, en diversos tribunales por considerarlo un sistema cruel e inconstitucional. Con esta decisión, Bush espera que la comisión efectúe una revisión de los protocolos para suministrar la inyección letal en Florida y asegurarse de que el método sea consistente con la octava enmienda de la Constitución de EEUU y su prohibición de que sea un castigo cruel e inusual.

El médico forense William Hamilton dijo hoy que la ejecución del puertorriqueño Angel Nieves Díaz duró 34 minutos y requirió una segunda dosis letal, porque las agujas atravesaron las venas y quedaron insertadas en la carne, cuando debían estar dentro de las venas. Hamilton rehusó informar si el ejecutado sufrió dolor, argumentando que los resultados de la autopsia son provisionales.

Entretanto, el Departamento de Prisiones de Florida también inició una investigación sobre la ejecución de Nieves Díaz y los resultados serán entregados a la comisión creada por Bush. Nieves Díaz fue ejecutado el miércoles y tardó 34 minutos en morir porque padecía de una enfermedad en el hígado que le impidió a su organismo asimilar rápidamente los productos químicos administrados, según dijeron inicialmente las autoridades del Departamento estatal de prisiones. Pero los familiares del ejecutado aseguraron que éste no tenía ningún problema de salud y cuestionaron el procedimiento utilizado. "El no sufría de nada, es una mentira de (los funcionarios de) la cárcel. Lo inyectaron y estuvo sufriendo durante 34 minutos cuando se suponía que muriera inmediatamente", dijo el jueves María Magdalena Otero Díaz, prima hermana del prisionero.

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La gobernación de Florida informó ese mismo día de que el Departamento de Prisiones había cumplido con todos los pasos del procedimiento y de que una "condición médica preexistente del reo fue la razón por la cual el proceso tomó más tiempo que otros efectuados este año". Otero Díaz detalló que Nieves Díaz durante la ejecución comenzó a "mover los ojos hacia arriba y hacia abajo. El pecho se movía de manera agitada, sufriendo, sufriendo mucho".

Cuando se llevan a cabo las ejecuciones por lo general los prisioneros pierden el conocimiento casi inmediatamente, cesan todo tipo de movimiento en un periodo de tres a cinco minutos y luego son declarados oficialmente muertos quince minutos después de suministrarles la inyección letal. En Florida, los reos condenados a muerte son ejecutados con un cóctel mortal compuesto por pentotal de sodio para inducir la inconsciencia; bromuro, que relaja los músculos del preso para evitar sus movimientos involuntarios, y cloruro de potasio que paraliza el corazón.

Nieves Díaz fue condenado a muerte por el asesinato del estadounidense Joseph Nagy, gerente de un bar, en 1979. El reo, antes de ser arrestado por el asesinato de Nagy, se había escapado de una cárcel de Puerto Rico donde cumplía una condena por asesinato en segundo grado y se fugó de otra en Connecticut en 1981. El prisionero se convirtió en el número 64 en ser ejecutado en el estado de Florida desde que se reanudaron las ejecuciones en 1979 y el cuarto de 2006.

Grandes dolores

La polémica en Florida coincide con una decisión judicial similar en otro estado de la Unión. En California, el juez federal que impuso una moratoria a las ejecuciones a principios de año, Jeremy Fogel, declaró anticonstitucional, por ser demasiado cruel, la aplicación de la inyección letal, método que, en sus propias palabras, "no funciona".

Fogel canceló en febrero de manera indefinida el uso de esa práctica, porque la inyección puede causar grandes dolores antes de que la mezcla letal alcance el corazón del reo.

California es el estado con más presos en el corredor de la muerte (650 en total). La decisiñib del juez Fogel vino precedida por una campaña contra la ejecución del preso Michael Morales, que desató un debate en el que los médicos tomaron un nuevo protagonismo.

Una cámara donde se administra la inyección letal en San Quentin, California.
Una cámara donde se administra la inyección letal en San Quentin, California.AP

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