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Reportaje:

Fuerte reducción de la violencia en Irak

Distintas cifras confirman un menor número de muertes

Antonio Caño

Aunque las cifras son a veces (sobre todo cuando afectan a la política) tan resbaladizas como un pez, los datos que se acumulan en las últimas semanas parecen confirmar una significativa caída de la violencia en Irak. Si esto es debido al éxito de la estrategia de EE UU o a otra larga y diversa acumulación de circunstancias, si esto es una sólida tendencia o un mero alivio pasajero resulta difícil de asegurar.

Son muchas las instituciones que facilitan datos sobre la marcha de los acontecimientos en Irak y pocas las que tienen credibilidad suficiente para ser tomadas en serio. La propia Administración norteamericana, con una política secretista y manipuladora desde el comienzo del conflicto, no ha contribuido precisamente a la transparencia en esta materia.

Cumplido ya el mes de octubre, aparecen, no obstante, algunas cifras que pueden ser esclarecedoras. El número de soldados estadounidenses muertos en los últimos 30 días fue de 36, según el recuento coincidente de la agencia Associated Press (AP), el diario Los Angeles Times y la Irak Coalition Casualty Count (ICCC), un grupo privado independiente que se ha especializado en un recuento científico y pormenorizado de bajas en las guerras de Irak y Afganistán.

Esa cifra de víctimas estadounidenses -de la que 27 fueron causadas por el enemigo y el resto por accidentes- es la más baja desde marzo de 2006 y representa una caída muy significativa respecto a los 65 soldados muertos en septiembre y los 106 que perdieron la vida en octubre de 2006.

El diario The Washington Post utiliza el recuento que hace otra página web dedicada sistemáticamente a este asunto, www.icasualties.org, y que eleva hasta 39 el número de soldados estadounidenses que perdieron la vida en octubre.

La cifra de civiles iraquíes muertos el mes pasado, según la cuenta de AP, asciende a 875, también considerablemente inferior a los 1.023 muertos en septiembre y a los 1.216 registrados hace exactamente un año.

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Esa mejora de la situación -hablando siempre, por supuesto, en términos comparativos dentro de un escenario catastrófico- es más notable aún según los datos de la ICCC: 565 civiles iraquíes muertos el último mes, frente a los 752 de septiembre y los 1.315 de octubre de 2006. Los Angeles Times da por buenas las cifras del Ministerio iraquí de Salud: 778 civiles muertos en octubre y 884 en septiembre.

El importante grupo de comunicación McClatchy Newspapers ha anotado, según su propio recuento, una reducción del número de muertos por explosiones en Bagdad -que baja de 520 en febrero a 115 en octubre- y del número cuerpos encontrados en las calles de la capital en ese mismo periodo de tiempo, que pasa de 736 en mayo a 168 el mes pasado.

"No estamos declarando la victoria, es demasiado pronto para hacerlo", ha advertido el coronel Steve Boylan, portavoz del general David Petraeus, jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak y el hombre que se llevará toda la gloria si esta tendencia positiva se confirma en el futuro.

Pero, evidentemente, hay muchas razones que aconsejan ser prudentes al respecto. Las cifras últimas pueden ser consecuencia de la nueva estrategia dirigida por Petraeus, como afirma Max Boot, un analista del Consejo de Relaciones Internacionales. Pero también pueden estar relacionadas con distintos motivos que no tienen nada que ver con la política estadounidense, como cree Anthony Cordesman, un experto de Oriente Próximo en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales.

"¿Indican estas cifras que Irak se está moviendo hacia una mayor estabilidad, mayor seguridad y mejor acomodo político?", se pregunta Cordesman. "La respuesta es no". El descenso de la violencia, según los expertos, es parte de un escenario lleno de matices. Se produce, por ejemplo, en un momento en el que Bagdad está ya convertido en una verdadera fortaleza y después de que decenas de miles de personas, muchas de ellas objetivos potenciales de los insurgentes, hayan abandonado el país. Muchos de los crímenes que se cometen, además, no quedan anotados en ninguna lista.

Periodos de tregua

La reducción de la violencia en Irak parece, además, conectada con ciertos periodos de tregua entre milicias suníes y chiíes, en cuya evolución nada tienen que ver los norteamericanos. Tampoco es seguro que esta tendencia sea la garantía de que la organización terrorista Al Qaeda está más débil.

Aun considerando todo eso, es cierto que el Ejército norteamericano tiene, por primera vez, la oportunidad de sacar pecho en Irak. "Se trata del periodo más prolongado de tiempo con cifras descendentes", confirmó el jueves en Bagdad el general Raymond Odierno, responsable del día a día de las operaciones militares.

Asumir que la nueva estrategia funciona supone, en todo caso, asumir que la presencia de 170.000 soldados sobre el terreno es necesaria y será necesaria durante mucho tiempo.

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