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Estados Unidos bombardea una base de misiles y hunde dos lanchas patrulleras libias

Francisco G. Basterra

Estados Unidos aseguró ayer haber destruido una base libia de misiles SAM-5 soviéticos que habían sido instalados hace meses por la Unión Soviética en Sidra, así como haber hundido dos patrulleras portamisiles en aguas internacionales del golfo de Sidra, después de que la aviación norteamericana fuera atacada por seis cohetes, que erraron el blanco. Reagan respondía así al ataque libio, poco después de las dos de la tarde (hora de Washington), e informaba a los líderes del Congreso en la Casa Blanca, que aprobaron la acción. Por su parte, Libia aseguró haber derribado tres aviones norteamericanos y advirtió que responderá "sin piedad" a los ataques de Washington. La base hispano-norteamericana de Rota se encuentra desde ayer en estado de máxima alerta.

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Todas las embajadas norteamericanas en el mundo han adoptado medidas excepcionales de seguridad ante las amenazas proferidas por Libia de transformar el Mediterráneo en un "mar de fuego". El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, que anunció anoche las acciones, afirmó: "No es la guerra", y calificó la represalia de "limitada" y quirúrgica. El presidente norteamericano había ordenado el pasado viernes que la VI Flota realizara maniobras en las aguas del golfo de Sidra, cuya soberanía reclama, Libia. Los aparatos de tres portaviones estadounidenses penetraron el domingo en la línea de los 32º30' Norte, calificada por Gaddafi de línea de la muerte.

La Casa Blanca anunció anoche que continuarán las maniobras en el área después del enfrentamiento bélico para "ejercer el derecho de libre navegación en aguas internacionales". Washington, como el resto de la comunidad occidental, no reconoce más que 12 millas de aguas territoriales libias.

"No se trata de una provocación ni de un intento de humillar a Gaddafi", aseguró el portavoz presidencial. cuando se le preguntó si Washington no había provocado un incidente para castigar a Gaddafi. Ronald Reagan considera al líder libio como el principal instigador del terrorismo en el mundo, y ha puesto en marcha una campaña unitaleral para aislar a su régimen, que fue iniciada hace unos meses con un boicoteo económico y comercial que no fue apoyado por los aliados europeo.

La acción de ayer, si no se extiende a un conflicto mayor, será aplaudida por la opinión pública norteamericana y servirá, probablemente, para aumentas la popularidad del presidente. Reagan ha aprovechado la primera oportunidad que se le ha presentado y que, de alguna forma, buscaba, enviando a la flota al interior del golfo de Sidra para mostrar el poderío militar norteamericano y dar una lección a Gaddafi, a quien había convertido en el enemigo público número uno de Estados Unidos.

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El enfrentamiento se produce justo cuando el presidente trata de que el Congreso vote 100 millones de dólares de ayuda para la contra nicaragüense y sólo días después de que buques norteamericanos penetraran en aguas territoriales de la URSS frente a Crimea, en el mar Negro, también para reafirmar la política de libertad de navegación en aguas que Washington considera internacionales.

"Condenamos el ataque libio, que muestra el carácter agresivo e ilegítimo del régimen de Gaddafi", afirmó a las cinco de la tarde (once de la noche, hora peninsular), el portavoz presidencial, al anunciar a los norteamericanos lo sucedido. La Casa Blanca informó que todas las fuerzas libias que se aproximen a la flota norteamericana, en el golfo de Sidra, "serán consideradas hostiles". Estados Unidos confirmó que se reserva el derecho de tomar otras acciones que considere convenientes. "No podemos permitir que ninguna nación dicte por dónde podemos navegar", afirmó el portavoz.

La Casa Blanca insistió en que EE UU sólo ha puesto en práctica el derecho de legítima defensa ante un "ataque injustificado". La impresión en Washington anoche era la de que Estados Unidos dará por cerrado el incidente si Gaddafi no responde con nuevos ataques.

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La Casa Blanca había informado a la Unión Soviética de las maniobras navales en el golfo de Sidra

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La Unión Soviética fue informada la semana pasada por Washington de estos ejercicios en el golfo de Sidra, que ya se han realizado anteriormente y que en 1981 provocaron un incidente en el que fueron derribados dos aviones libios por los cazabombarderos norteamericanos.

Esta madrugada se ignoraba si Washington y Moscú se comunicaron ayer por la línea caliente, un circuito de teletipo punto a punto que enlaza la Casa Blanca con el Kremlin.

El espionaje norteamericano reveló hace semanas que la Unión Soviética había suministrado e instalado varias baterías de misiles SAM-5 en Sidra. Entonces se informó que técnicos soviéticos se encontraban en la citada base. No se cree que hubiera soviéticos en las instalaciones en el momento del ataque.

Washington tardó varias horas en confirmar ayer que sus fuerzas, habían sido, atacadas por misiles libios. Durante toda la mañana, los portavoces oficiales no comentaron el ataque de dos cohetes SAM-5, y se limitaron a defender, ante las preguntas de los periodistas, el derecho a realizar maniobras en aguas internacionales.

Los dos primeros disparos de misiles contra aviones norteamericanos se produjeron, según la Casa Blanca, a las 7.42 horas (las 13.42 hora peninsular española), desde la base de Sidra. A las 13.14 horas (19.14 hora española) fueron disparados dos nuevos cohetes del mismo tipo, a los que siguió un tercer ataque, también con dos misiles S-2, realizado por un Mig-25, a las 14.45 horas (20.45 hora española). Dos Mig fueron interceptados por los aviones de EE UU y regresaron a sus bases sin combatir. "Sólo cuando fuimos atacados con seis misiles se dio la orden de responder", afirmó el portavoz de la Casa Blanca.

La orden procedió de los comandantes de la flota, tres grupos aeronavales con un total de más de 24 barcos, encabezados por los portaviones América, Saratoga y Coral Sea.

Reagan les había dado suficiente discrecionalidad para responder en caso de ser atacados.

Aparatos A-7 del portaviones Saratoga atacaron a las 15.06 (hora de Washington, 21.06 hora peninsular española), con cohetes la base de Sidra desde donde habían sido lanzados los SAM-5. Se utilizaron cohetes que buscan la radiación para destruir las instalaciones de radar.

En el ataque, según confirmó el Pentágono, fueron destruidas 12 baterías antiaéreas. Las instalaciones de radar de la base fueron destruidas en el ataque y la base fue inutilizada, confirmó el secretario de Defensa, Caspar Weinberger. "Estábamos convencidos, por la observación de sus radar, de que los misiles se habían apuntado contra nuestros aviones", dijo Larry Speakes.

Intenciones hostiles

Poco después, cazabombarderos A-6 del portaviones América atacaron con misiles Harpoon a una lancha patrullera libia armada con cohetes.

El buque libio tenía, según Washington, intenciones hostiles; y sus misiles, capaces de alcanzar blancos a 72 kilómetros de distancia, constituían un peligro para la flota norteamericana. El Pentágono no dijo a qué distancia de los barcos de EE UU se encontraba la lancha rápida libia, pero, al parecer, el enfrentamiento se produjo a unas 200 millas de la costa libia (370 kilómetros), muy cerca de la línea imaginaria que cierra el golfo de Sidra. La patrullera no había disparado, sin embargo, previamente. El buque libio fue seriamente dañado y estaba ardiendo esta madrugada. El Pentágono dijo que no hay supervivientes entre sus 27 tripulantes. Una segunda patrullera libia del mismo tipo, que zarpó del puerto de Bengazhi, también fue bombardeada y puesta fuera de combate. En el ataque participaron aviones A-6 del portaviones América.

Las fuerzas norteamericanas no sufrieron bajas en los ataques, y el Pentágono desmintió anoche que haya perdido tres de sus aviones como informó Libia. Las operaciones de represalia fuero n detalladas en una conferencia de Prensa celebrada en el Pentágono por Caspar Weinberger y el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el almirante William Crowe.

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