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La revolución en EE UU se llama Gingrich

El líder republicano impulsa una vasta campaña para imponer un nuevo modelo de sociedad conservadora

Antonio Caño

Los periodistas contaron que, unos días después de las elecciones del 8 de noviembre, el próximo presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, estaba ya conduciendo un lujoso Cadillac negro. Se equivocaban. Gingrich mantiene su viejo Ford Mustang de 1967, símbolo de la, clase media norteamericana, esforzada y tranquila, para la que este hombre prepara una revolución a medida. Es posible que haya otras muchas cosas en las que la prensa se equivoca sobre Gingrich, quien, tal vez, no es un retrógrado ni un demagogo ni, un loco, sino el constructor de lo que él llama un "moderno conservadurismo" con mayores miras. que una victoria electoral."Estas elecciones no han sido más que una batalla en una larga campaña. Igual que la gran victoria de 1980 [Ronald Reagan] no sirvió para derrotar a la izquierda, sino para asestarle un golpe del que se recupero después, el éxito, espectacular de la semana pasada no significa que el trabajo esté hecho", advertía Gingrich el pasado martes en un discurso ante la Heritage Foundation, uno de los principales centros de pensamiento conservador de Estados Unidos.

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La cruzada ideológica de Gingrich, detalladamente desglosada en esa intervención, no ha hecho. más que empezar. Lo que ha ocurrido hasta ahora, según sus propias palabras, no es más que el glasnost y la perestroika de América.

El próximo 3 de enero, en vísperas de la apertura del nuevo Congreso, Gingrich ha invitado a venir a Washington a todas las fa milias norteamericanas para tomar posesión de la Cámara de Re presentantes, que, a partir de esa fecha, será "la casa del pueblo".

Gingrich tendrá desde enero un programa de televisión para difundir sus ideas sobre "la renovación de la civilización americana". Ha instalado un teléfono, gratuito para orientar al público, y ha prometido abrir cada sesión de la Cámara durante los primeros 100 días, con la lectura de los 10 puntos del Contrato con América, la esencia del programa legislativo republicano. Gingrich también ha anunciado la edición de un libro con el contenido de ese programa.

Una vasta campaña está en marcha para imponer un modelo de sociedad conservadora que sustituya no sólo las propuestas liberales de décadas atrás sino también los valores del viejo conservadurismo, ajeno al progreso y a las preocupaciones del ciudadano común. "En la medida en que la izquierda pueda imponer la definición de América en sus propios términos, no podemos ganar. El desafío central de los próximos seis meses es acelerar nuestra campaña para ganar la lucha intelectual sobre cómo definir este país", afirma Gingrich

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¿Y cómo define Newt Gingrich Estados Unidos?

En primer lugar, como América. "Nuestros amigos de, la izquierda creen que somos una sociedad multicultural. Yo creo que somos una sociedad multiétnica, pero una sola civilización. América existe. Hay una civilización americana. La gente viene de todo el mundo porque quieren ser americanos. Si quisieran ser somalíes se quedarían allí, en Somalia. Quieren ser americanos, y ser americanos implica unas características que son americanas".

El "moderno conservadurismo" de Gingrich supone la des trucción de los residuos de gran sociedad de los demócratas de los años sesenta por un concepto del progreso basado en la responsabilidad individual: "Vamos a re ,emplazar el Estado beneficencia, vamos a reinstaurar la civilización americana, vamos a desarrollar la sociedad de. las oportunidades, vamos a entrar en la era de la información, vamos a competir en el mercado mundial, vamos a reimplantar la responsabilidad cívica".

Gingrich dice creer "en la más utópica de la sociedades", aquella que ponga fin "a la sociedad decadente en la que la brutalidad y la barbarie han sido aceptadas hasta escalas que no son tolerables por ninguna persona decente".

En la sociedad del "moderno conservadurismo no hay tolerancia" ("así, en claro inglés", dice Gingrich). "Una de las claves de la civilización americana", afirma, "es que es uña civilización muy enérgica. Durante la revolución americana, el Estado de New Hampshire adoptó el eslogan 'Vive libre o muere', no adoptó el eslogan de 'Vive libre o gimotea'".

El Estado del "moderno conservadurismo", según Ginigrich, "es limitado, eficaz, pero no débil", un Estado que renuncie a los impuestos y que reduzca al mínimo su presupuesto, un Estado que respete al individuo, pero que lo proteja: "Quiero un Gobierno fuerte que nos salve de los terroristas, un Gobierno fuerte para acabar con el tráfico de drogas, un Gobierno fuerte para tener un dólar estable".

La sociedad del "moderno conservadurismo" exige esfuerzo -"Yo considero que un niño necesita un mínimo de dos horas de deberes en casa todas las noches"- y cree más en la ley de Dios que en la de los hombres. "La Declaración de Independencia nos enseña que nuestros derechos proceden del Creador, Y no creo que el Tribunal Supremo pueda impedirnos que enseñemos la Declaración de Independencia", dice Gingrich para de fender la necesidad de reimplantar la oración en las escuelas, prohibida por el Tribunal Supremo.

Esta sociedad norteamericana, según Newt Gingrich, amanecerá muy pronto, "quizás para el año 2000"

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