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La Gendarmería de Marruecos, reacia a cooperar con la comisión de la verdad

La investigación sobre los abusos en materia de derechos humanos durante los primeros 40 años de la independencia de Marruecos ha acabado por provocar los primeros chirridos en la cúpula de las fuerzas de seguridad marroquíes.

En el informe que entregó al rey Mohamed VI a finales de otoño la Instancia Equidad y Reconciliación (IER), encargada por el monarca para averiguar los atropellos cometidos durante el reinado de su padre, Hassan II, se quejó de "la desigual cooperación de los aparatos de seguridad". Lamentó "la imprecisión de algunos testimonios de responsables y la negativa de otros a contribuir al esfuerzo tendente a establecer la verdad".

Aunque no los nombra, las críticas están dirigidas a la Gendarmería, que manda el general Hosni Bensliman y a un sector de las Fuerzas Armadas, según fuentes de la IER. Desde las intentonas golpistas de los años setenta, la Gendarmería, mejor equipada que la policía, ejerce un fuerte control sobre el Ejército.

El general Bensliman no estuvo, el pasado viernes, en el palacio real, donde el soberano pronunció un discurso sobre la labor de IER ante otros generales, el Gobierno en pleno, los líderes políticos y los familiares de las víctimas de los abusos. También se negó a recibir en diciembre al juez francés Patrick Ramaël, que investiga el secuestro y la muerte, en 1965, de Mehdi Benbarka, el más célebre de los opositores a Hassan II.

Niños asfixiados

El ex coronel de la Gendarmería Ahmed Zarrouf ha acusado a Bensliman, en la revista Al Ayam, de haber desempeñado un papel destacado en la represión de la revuelta de Casablanca, en 1981. Decenas de niños y adolescentes detenidos por los gendarmes fueron, según él, encarcelados en celdas de la comisaría de Bernussi, donde estaban tan hacinados que muchos fallecieron asfixiados y fueron enterrados a escondidas por los bomberos cerca del cementerio de Chouhada.

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La publicación del informe de la IER y el descubrimiento en Casablanca de una fosa común han incitado a las organizaciones marroquíes de derechos humanos a intentar seguir ahondando. El Foro Verdad y Justicia, que reagrupa a ex presos políticos, ha pedido, por ejemplo, a la fiscalía de Casablanca que investigue las responsabilidades en la despiadada represión de los disturbios de hace un cuarto de siglo.

"El poder [la Monarquía] deberá maniobrar para evitar un enfrentamiento con los generales", recalca, en su último número de 2005, el semanario Le Journal. Se pregunta también hasta cuándo podrán convivir los generales como Bensliman, nombrados por Hassan II, con los nuevos responsables de Interior, designados por su hijo. El Consejo de Ministros español condecoró, en enero de 2005, al general Bensliman, al que varias organizaciones de derechos humanos, marroquíes e internacionales, acusaban ya de perpetrar numerosos abusos.

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