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El Gobierno de Israel sólo negociará el plan de paz de la Liga Árabe con los saudíes

"Nunca aceptaré el retorno de los refugiados palestinos", advierte el primer ministro

La cautela se impone tanto en el mundo árabe como en Israel sobre el porvenir del plan de paz propuesto por la Liga Árabe. El primer ministro Ehud Olmert aseguró ayer en varias entrevistas a diarios hebreos su disposición a dialogar con el régimen saudí, pero en ningún caso con la organización panárabe en su conjunto. Olmert estableció dos premisas: el derecho al retorno de los palestinos y la retirada completa a las fronteras de 1967 están fuera del debate. Precisamente las dos componentes centrales de la iniciativa saudí.

La declaración final de la cumbre de Riad propone, como ya hiciera la Liga Árabe en Beirut en 2002, el establecimiento de relaciones con Israel a cambio de una retirada total de los territorios ocupados en 1967 (Cisjordania y Gaza) -tal como exigen las resoluciones de Naciones Unidas- y de una solución justa para los refugiados palestinos.

"Hay ideas interesantes [en el plan árabe] y estamos preparados para discutir con los saudíes... Al fin y al cabo, este país será el que determine la capacidad de los árabes para alcanzar un compromiso con Israel", destacó Olmert.

Vana pretensión por el momento, dado que la monarquía saudí se niega a conversar con Israel por su negativa a aceptar su plan de paz. "Creo que en cinco años podríamos llegar a un acuerdo global", añadió. Un plazo que es una eternidad en Oriente Próximo. Sobre todo porque el dirigente hebreo enfatizó que uno de los planteamientos de la propuesta saudí es inaceptable: "Nunca aceptaré una solución que esté basada en el regreso de los refugiados a Israel. Punto".

Preocupación israelí

La insólita unidad mostrada por los países árabes en la cumbre de Riad clausurada el jueves es una preocupación añadida para Israel. Desde su fundación, en 1948, ha sido una constante de su política exterior la estrategia de dividir a sus enemigos para alcanzar acuerdos de paz por separado, como los suscritos con Egipto y Jordania.

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Olmert, que tildó de "terrorista" al primer ministro palestino, Ismail Haniya, añadió que su Gobierno está preparado para participar en una cumbre regional que autorice "negociaciones directas entre Israel y los palestinos". Pero en ese foro no podrían ser incluidos países -Siria, por ejemplo- con los que Olmert rechaza todo contacto. Es una de las claves. Nunca ha sido del agrado de Tel Aviv verse implicado en negociaciones multilaterales. El primer ministro Isaac Shamir intentó con ahínco frustrar la conferencia de Madrid, en 1991. Pero la presión de EE UU forzó entonces su presencia.

El panorama, lleno de obstáculos, requerirá una labor diplomática tenaz. Si Olmert dice ahora que pretende negociaciones directas con los palestinos, algo a lo que se negaba tajantemente hasta hace días, Hamás tampoco se ha comprometido con la iniciativa saudí.

El líder islamista Jaled Meshal ha reiterado que su organización no renunciará al retorno de los refugiados y que tampoco reconocerá la legitimidad del Estado judío. Pocos expertos dudan de que Riad presionará a Hamás para que renuncie a sus postulados.

La reunión de la Liga ha supuesto, no obstante, la inclusión de Hamás en el ámbito institucional árabe. Por primera vez desde que Haniya formó su primer Ejecutivo en marzo de 2006, fue recibido por todos sus homólogos, e incluso el presidente egipcio, Hosni Mubarak, le estrechó la mano en Riad. Hasta ahora le había negado el gesto. Es muy complicado que los esfuerzos diplomáticos puedan progresar a buen ritmo. Si Hamás se niega a todo compromiso sobre sus principios irrenunciables, Olmert es un gobernante muy debilitado que difícilmente puede tomar decisiones de calado. Para colmo, el prestigio de Washington en Oriente Próximo se halla bajo mínimos.

La Casa Blanca tachó ayer de "pésima idea" la decisión de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, Nancy Pelosi, de visitar Siria durante la gira que realiza actualmente por Oriente Próximo, informó France Presse.

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