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El Gobierno tailandés y los 'camisas rojas' no logran un acuerdo para acabar con la crisis política

Los manifestantes acusan al primer ministro de ser un títere del Ejército y piden la celebración de elecciones anticipadas

El Gobierno de Tailandia y los jefes de los camisas rojas, como se conoce a los seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, no lograron un acuerdo para acabar con las manifestaciones que se repiten a diario en Bangkok desde hace dos semanas, tras sentarse a negociar durante cerca de tres horas. El primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, del Partido Demócrata, presidió las conversaciones, que se iniciaron pasadas las cuatro de la tarde hora local (cinco horas menos en la España peninsular) en el Instituto Real Prajadipok y que fueron transmitidas en directo por la televisión estatal.

Los camisas rojas, que buscan la celebración de elecciones anticipadas, se habían comprometido a no manifestarse en el lugar de la reunión ni en ningún otro sitio que pueda causar una atmósfera de tensión. El número de opositores que siguen la protesta en Bangkok varía entre 10.000 y 20.000 de lunes a viernes, pero aumenta sustancialmente el sábado y el domingo. Unos 80.000 manifestantes, cerca del máximo de 100.000 del pasado día 14 de marzo, recorrieron ayer varias zonas de la capital para aumentar la presión sobre el Gobierno, al que califican de títere del Ejército.

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El secretario general de la oficina del primer ministro, Korbsak Sabhavasu, discutió los términos de la reunión con los líderes del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma cívica cuyos miembros se distinguen por sus llamativas camisetas coloradas y que organiza las manifestaciones. También han protagonizado accioness tan impactantes como la "protesta de sangre" de hace dos semanas, cuando miles de opositores derramaron ante el palacio gubernamental la sangre que se habían sacado varios voluntarios, y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo.

Tailandia está inmersa en una profunda crisis desde el golpe de Estado que depuso en 2006 al multimillonario Shinawatra, un ex policía que se ganó a las clases populares con políticas sanitarias y sociales. La mayoría de los camisas rojas y las clases más humildes del norte y noreste del país idolatran a Shinawatra y consideran a Vejjajiva un "hombre de paja" de la elite y el Ejército. Shinawatra vive en el exilio y fue condenado en rebeldía en 2008 a dos años de prisión por un delito de corrupción.

La jornada de ayer transcurrió sin incidentes violentos y con la retirada de soldados de varios puntos de la capital en los que habían sido desplegados con anterioridad. Pero entrada la noche, dos soldados y cinco civiles resultaron heridos al ser alcanzados por la metralla de una granada M-79 arrojada frente a la puerta principal de las instalaciones del Canal 5 de la televisión estatal, indicaron fuentes policiales. Horas después, otras cuatro personas sufrieron heridas al hacer explosión un artefacto similar, y de uso militar, en uno de los accesos a la sede del canal estatal de televisión NBT. De madrugada, cuatro soldados resultaron heridos por otra granada lanzada contra el cuartel del 11 Regimiento de Infantería, en un nuevo ataque vinculado con las manifestaciones.

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El viceprimer ministro a cargo de la seguridad, Suthep Thaugsuban, indicó que el Gobierno sopesa declarar el estado de excepción en determinadas áreas de la urbe. En las últimas dos semanas, más de una decena de artefactos han estallado en el exterior de oficinas gubernamentales y cuarteles, sin causar, hasta el momento, víctimas mortales.

Reflejo en un espejo retrovisor de un manifestante contra el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva. Decenas de miles de <i>camisas roja</i>s protestan en Bangkok desde hace dos semanas para exigir elecciones anticipadas.
Reflejo en un espejo retrovisor de un manifestante contra el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva. Decenas de miles de camisas rojas protestan en Bangkok desde hace dos semanas para exigir elecciones anticipadas.AP
El primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva (izquierda), entra detrás del líder de los <i>camisas rojas</i> Veera Musikapong a la reunión para tratar de acabar con la crisis política, hoy en Bangkok.
El primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva (izquierda), entra detrás del líder de los camisas rojas Veera Musikapong a la reunión para tratar de acabar con la crisis política, hoy en Bangkok.REUTERS

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