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Cooperación en el Mediterráneo

Grecia y Turquía abren una nueva etapa

La crisis reconcilia a dos viejos enemigos que necesitan reducir el gasto militar y hacer nuevos negocios - "El Egeo debe ser un mar de paz entre nosotros", afirma Erdogan

María Antonia Sánchez-Vallejo

La grave crisis económica tiene un lado positivo. Ha acercado a dos archirrivales como Grecia y Turquía, ambos miembros de la OTAN, que han estado más de una vez al borde de la guerra en el último medio siglo. Ambos países necesitan reducir sus gastos públicos y qué mejor modo que recortando lo que invierten en armas debido a la hipótesis de conflicto en la que viven. Siempre será menos impopular rebajar el gasto en defensa que en salud o educación.

Consciente de ello, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, llegó el viernes a Atenas en una visita oficial que marca el inicio de una nueva fase en la historia de las relaciones de los vecinos del mar Egeo. Un "momento histórico", subrayaron al unísono el propio Erdogan como su anfitrión, Yorgos Papandreu, primer ministro griego.

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"El Egeo no tiene que ser un mar que nos divida, sino un mar de paz entre nosotros", dijo Erdogan, sin que su mensaje lograra vencer la reticencia de Papandreu a abordar el problema. "Grecia y Turquía, pese a los altibajos en nuestras relaciones, o tal vez debido a ellos, tienen el deber y la necesidad de sentar las bases para la cooperación y el entendimiento mutuo", añadió Papandreu.

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Los dos jefes de Gobierno también mostraron mucha complicidad sobre el proceso de integración de Turquía en la UE y la solución al enquistado conflicto de Chipre. Con respecto a la adhesión de su país al club de los Veintisiete, Erdogan dijo: "La dimensión europea de Turquía pasa obligatoriamente por Grecia; los dos países estamos dando un buen ejemplo de cooperación, e inaugurando un nuevo escenario de entendimiento en los Balcanes y en el Mediterráneo oriental". Refiriéndose a Chipre, Papandreu aseguró: "Turquía y Grecia estamos cada vez más cerca en los planteamientos que ayuden a hallar una solución al problema".

El jefe del Gobierno turco expresó su convencimiento de que, antes de fin de año, se habrá producido un avance en el diálogo entre las dos partes de la isla, pero sus palabras defraudaron respecto a uno de los requisitos que exige la UE a Ankara para el proceso de adhesión: que Turquía abra sus puertos a barcos chipriotas. "Los abriremos, pero cuando Nicosia permita anclar en sus puertos a nuestros barcos".

Otro asunto importante en las relaciones bilaterales como los derechos de las respectivas minorías (hay una musulmana en la Tracia griega y una pequeña comunidad griega en Estambul), "no estaba en el orden del día", explicó Papandreu a preguntas de los periodistas. Tampoco la hipotética reducción de la presencia militar en el Egeo, como se había encargado de recordar, a modo de jarro de agua fría, el portavoz del Gobierno griego, Yorgos Petalotis, pocas horas antes de la llegada de Erdogan: "En teoría, la reducción de armamento es una doctrina muy positiva para todas las partes, pero Turquía debería dar ciertos pasos antes de que podamos hablar de reducir armamento", dijo el jueves, en referencia a los incidentes protagonizados por la Armada turca en el Egeo.

Aparte de escenificar la reconciliación, turcos y griegos dedicaron buena parte de la visita a hacer negocios. El principal objetivo de la visita de Erdogan, que encabezaba una delegación de 320 personas, entre ellas 10 ministros y más de un centenar de empresarios, era analizar las posibilidades de negocio que ofrece una Grecia en crisis, con el sector bancario y el turístico en el punto de mira de los intereses turcos.

Erdogan, acompañado de su esposa, Eminé, fue recibido a mediodía de ayer en el aeropuerto de Atenas por el vicepresidente del Gobierno griego, Teodoros Pangalos, y se entrevistó a continuación con el presidente del país, Karolos Papulias; el primer ministro, Yorgos Papandreu, y el presidente del Parlamento, Filipos Petsalnikos. El jefe del Gobierno de Ankara reservó un hueco en su agenda para reunirse con el principal líder la oposición, Antonis Samaras.

Más allá de las formalidades que impone el protocolo para una visita de Estado, la dimensión económica del viaje resultó tan patente como la normalidad con que, por primera vez en la historia de dos países con varios siglos de enemistad a cuestas, los Gobiernos de Atenas y Ankara celebraron el primer Alto Consejo de Cooperación Estratégica: los 18 ministros presentes suscribieron 21 acuerdos sobre economía, turismo, comunicaciones, inmigración ilegal, lucha contra el narcotráfico, energía, medio ambiente y cambio climático y cultura.

La escenificación de la amistad greco-turca que ayer se celebró en Atenas supone la consagración de la llamada "diplomacia de los seísmos", recordó ayer Papandreu, en alusión a los que golpearon, con un mes de diferencia, Turquía y Grecia en 1999, y que provocaron una corriente de solidaridad y simpatía entre los dos países. Esa iniciativa fue uno de los principales logros de Papandreu, entonces ministro de Exteriores. Con su homólogo Ismail Cem, dio pasos de gigante hacia el entendimiento con el país vecino; hoy, de nuevo como jefe de la diplomacia griega -es ministro de Exteriores además de primer ministro-, se permite disfrutar de los frutos del diálogo y darse durante unas horas un respiro de los acuciantes problemas domésticos.

El nuevo clima de colaboración se produce en circunstancias especiales. La experiencia de Turquía en la gestión de una profunda crisis económica también ha servido para acercar posiciones. A finales de los años noventa del pasado siglo el Gobierno de Ankara debió acometer un plan de ajuste impuesto por el FMI, y en 2001, coincidiendo con el periodo de acercamiento greco-turco, dio por superada la recesión. La "diplomacia de los seísmos" fue ayer sustituida por la diplomacia de la crisis.

Recep Tayyip Erdogan (izquierda) y Yorgos Papandreu unen sus manos al inicio de la cumbre bilateral, celebrada ayer en Atenas.
Recep Tayyip Erdogan (izquierda) y Yorgos Papandreu unen sus manos al inicio de la cumbre bilateral, celebrada ayer en Atenas.EFE

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