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Grecia mantiene el veto al ingreso de Macedonia en la Alianza

La cumbre aliada de Bucarest ambiciona ser recordada como la de la ampliación de la Alianza, lo que confirmaría su vigencia histórica y su capacidad de extender las zonas de estabilidad. Pero la fiesta se ve amenazada por la realidad sobre el terreno. Si la ampliación al Cáucaso (Ucrania y Georgia) crea más incertidumbres que las que resuelve -dado el rechazo que suscita en Moscú-, sobre el crecimiento balcánico (Croacia, Macedonia y Albania) pesa la amenaza de veto griego a Macedonia por el nombre del país. El no de Atenas podría derivar en un retraso de la invitación a Albania.

Moscú no objeta tan duramente la ampliación de la Alianza a los Balcanes, ya encarrilada tras la incorporación de Bulgaria y Rumania. La Alianza tenía previsto cursar en Bucarest invitaciones de ingreso a Croacia, Albania y Macedonia. Los aliados saben que sólo Zagreb ha hecho los deberes (de reforma y consolidación institucional) que se exigen a todos los aspirantes a integrar el club atlántico, pero todos acordaron hacer la vista gorda ante los retrasados y admitir a los tres países con el argumento de que su integración contribuirá a estabilizar la siempre volátil región balcánica. "Las razones políticas al empujón balcánico primarán sobre las exigencias técnicas", comenta una fuente diplomática.

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El proyecto se verá completamente deslucido si Grecia cumple su amenaza de vetar el ingreso de Macedonia, a no ser que el país adopte un nombre inequívoco. Teme Atenas que la confusión entre su propia Macedonia y el nombre de la antigua república yugoslava pueda crear en el futuro reclamaciones territoriales por parte de Skopje. La última versión ofrecida por el mediador de Naciones Unidas en el conflicto onomástico, República de Macedonia (Skopje) o Macedonia-Skopje, no ha sido admitida por Grecia, que busca un apellido con incuestionables vinculaciones geográficas tipo Alta Macedonia o Macedonia del Norte, que Skopje no acepta.

En la reunión del pasado fin de semana en Eslovenia, la ministra de Exteriores griega, Dora Bakoyannis, comentó que su colega estadounidense, Condoleezza Rice, la había telefoneado para interesarse por el caso. Bakoyannis no reveló el tenor de la conversación, pero hace un mes Rice fue clara en Bruselas: "Macedonia tiene que ser admitida". En Eslovenia, la ministra griega dio por hecho que no habrá acuerdo sobre el nombre de Macedonia antes de la cumbre.

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