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Guatemala dicta la primera condena por la guerra civil

150 años de prisión a un paramilitar por la desaparición de seis personas

Un tribunal de la ciudad Chimaltenango, a 60 kilómetros al este de la capital guatemalteca, condenó ayer a 150 años de prisión al ex comisionado militar Felipe Cusanero Coj por el secuestro y desaparición de seis indígenas -entre ellos dos mujeres- durante el conflicto armado que desangró Guatemala entre 1960 y 1996. La sentencia es la primera de esta índole por crímenes durante la guerra civil, en la que desaparecieron 50.000 personas. La importancia del fallo motivó que varios embajadores extranjeros en este país de 13,7 millones de habitantes asistieran al juicio y mostrasen su satisfacción por la resolución acordada.

Cusanero, de 68 años, es actualmente catequista de la Iglesia católica. Los familiares de las víctimas ahora le reclaman que diga dónde se encuentran los restos de los desaparecidos "para darles sepultura de acuerdo con los ritos de nuestros antepasados". En la cosmogonía maya, el alma de los difuntos no descansa hasta recibir sepultura conforme a la tradición, responsabilidad que cae directamente sobre los familiares. Este extremo, en una población profundamente religiosa, constituye un elemento más de tortura para quienes tienen parientes "desaparecidos".

El fallo abre la vía para más procesos por los 50.000 desaparecidos

La sentencia contra el ex paramilitar no sólo abre la puerta para que se lleven a cabo procesos similares, sino que también permite a los familiares reanudar los esfuerzos para que el Estado se implique en la búsqueda de los desaparecidos.

La guerra civil guatemalteca es considerada como la más sanguinaria de Latinoamérica. Sólo entre 1981 y 1983, durante los regímenes de los generales Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt, fueron borradas del mapa más de 400 aldeas; murieron alrededor de 75.000 personas y un millón de campesinos buscaron refugio en la selva o cruzaron la frontera hacia México, según queda documentado en los informes Guatemala, Nunca Más, del malogrado obispo Juan Gerardi, y Guatemala, Memoria del Silencio, de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, patrocinada por la ONU. El conflicto se saldó, según cifras oficiales, con 250.000 muertos y 50.000 desaparecidos.

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