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LO QUE NOS TRAE 2007

Guerra civil árabe, menos EE UU y más Europa, y lucha por la energía

Andrés Ortega

Previsiblemente, claro, pues los imprevistos siempre acaban dominando, junto con la agenda global, tres líneas de fuerza que se manifestaron en 2006 pueden marcar lo que ocurrirá en 2007: La guerra civil árabe (y por extensión musulmana), el relativo repliegue de Estados Unidos y la consiguiente demanda de más Europa, y la lucha y el uso como poder de la energía. Todo ello en un buen clima económico que podría estropearse por Oriente Próximo.

En 2006 en América Latina votaron casi todos los países grandes (en general por la continuidad de uno u otro signo) aunque quedan en 2007 muchas elecciones, alguna tan importante como la argentina con la incógnita de si Kirchner se presentará a la reelección o no. Pero los ojos del mundo estarán puestos sobre una pequeña y bella isla donde no hay elecciones libres: Cuba. Muera o se recupere Castro, lo único seguro es que con su enfermedad, algo ha cambiado y nada volverá a ser igual en la perla del Caribe.

Agenda global

El nuevo año empieza con un cambio importante: el de secretario general de la ONU. Tras Kofi Annan, llega el discreto pero eficaz surcoreano Ban Ki-moon, con tres tareas por delante: reformar internamente la ONU, atraer hacia su multilateralismo global a EE UU, y reforzar el régimen para frenar la proliferación de armas nucleares, con el inmediato desafío de Corea del Norte y de Irán. Pero la agenda global incluirá el calentamiento global y sus efectos, la hasta ahora fallida Ronda Doha para la liberalización del comercio mundial, sin visos de grandes resultados, y la continuación de las grandes migraciones frente a las que los muros de la globalización que se van multiplicando en tierra o mar resultan poco útiles.

1. Guerra civil árabe

Hay una creciente guerra civil en el mundo árabe y en el musulmán. La fitna viene de lejos, y tiene mucho que ver con el reto de la modernización, que no occidentalización, de estas sociedades. Los atentados del 11-S, o los posteriores de Casablanca, Bali, Madrid y Londres son, en parte, el desbordamiento externo de este conflicto interno. El terrorismo islamista, lleve o no la marca de Al Qaeda, proseguirá. O, al menos, lo intentará. A la vez, los movimientos islamistas avanzan desde Marruecos donde pueden ganar las elecciones de 2007, a Egipto y entre los palestinos con Hamás. Más allá del mundo árabe, el regreso de los talibanes en Afganistán o la guerra abierta entre Etiopía y los islamistas de Somalia. Hay una deriva en curso: la de que la llamada "guerra contra el terrorismo" se va convirtiendo en guerra contra el islamismo.

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La invasión de Irak destapó la caja de Pandora de esta guerra civil que no es sólo entre islamistas y musulmanes moderados, sino entre suníes y chiíes, u otras dimensiones (en el caso iraquí hay que añadir la cuestión kurda). La Administración de Bush cambiará de estrategia en Irak pero no es seguro que funcione, pues hoy por hoy y de para 2007, Irak no tiene solución.

El enfrentamiento interno árabe se ha hecho notar en 2006 en Líbano, y proseguirá en 2007, teledirigido desde una Siria cuyo régimen tampoco se siente seguro (y cuya alternativa es islamista) y desde Teherán. Entre los palestinos, entre Hamás y Al Fatah la lucha seguirá. No es algo que Israel (que también tiene un liderazgo débil) contemple con tranquilidad. La posible convocatoria de elecciones presidenciales y a la asamblea, puede forzar a los actores políticos a ponerse de acuerdo para evitarlas, pues de celebrarse pueden agravar la situación. En todo caso, este conflicto entre palestinos y con los israelíes será objeto de iniciativas internacionales, previsiblemente centradas en el Cuarteto (ONU, EE UU, UE y Rusia).

El gozne de la gestión de esta convulsión es Irán, que se sitúa como elemento central de la geopolítica para 2007. EE UU ha logrado del Consejo de Seguridad de la ONU unas sanciones mínimas contra Teherán para que interrumpa su proceso de enriquecimiento del uranio y su supuesto programa de desarrollo de la bomba atómica. No es seguro que Washington logre mucho más en 2007 de la ONU. Aunque EE UU necesita ahora a Irán para casi todo, la duda sobre un ataque a Irán persiste.

2. Menos EE UU, más UE

El empantanamiento en la guerra de Irak y su impacto en las elecciones de noviembre pasado al Congreso llevarán previsiblemente a un relativo repliegue estratégico y psicológico de EE UU. Pide paso un mayor sentido del realismo en la política exterior, pero no cabe descartar que Bush apueste por una escalada militar en vez de retirarse de Irak. Aunque le quede mucho poder al presidente en sus dos años en la Casa Blanca, el dominio demócrata del Congreso puede convertirle en un pato cojo antes de tiempo. El nuevo Congreso tenderá no sólo a sacar a la luz los desmanes de la Administración de Bush, sino también a proyectar una imagen de Estados Unidos más replegado sobre sí mismo, y más proteccionista en términos comerciales, cuando este año va a ser el de la pre-campaña para las elecciones presidenciales de noviembre de 2008.

Ante el relativo repliegue estratégico de EE UU, la demanda de Europa, de presencia militar, política y económica europea, crezca. Claro que para poder cumplir el papel global que se le requiere, la UE debe poner su casa en orden. Mañana ingresan Bulgaria y Rumania en la Unión que pasa a tener 27 miembros sin las instituciones adecuadas para ello, y Eslovenia entra en el euro, una moneda que se refuerza no sólo desde dentro de Europa, sino incluso desde fuera ante la caída del dólar que se puede acentuar aún más. Las elecciones francesas en la primavera van a resultar esenciales para desbloquear en los meses siguientes, el debate sobre qué hacer con la Constitución Europea. En 2007, no se va a enterrar este texto, pero sí se va a poner en marcha un proceso para un nuevo tratado que salve lo que pueda del constitucional, y resulte digerible para franceses, holandeses (los dos que han rechazado en sendos referendos el Tratado Constitucional) y para otros países que aún no se han pronunciado, como el Reino Unido que verá la salida de Blair y la llegada de Gordon Brown, una persona poco europeísta y poco interesada en Europa. Ese relevo puede producirse después de las elecciones escocesas de mayo, que por vez primera tiene posibilidades de ganar el independentista Partido Nacional Escocés. ¿Otro problema?

3. La energía como poder

Respecto a la crisis de 1973, o incluso a la guerra del Golfo de 1991, hay otros actores en términos de gas y petróleo, y otras economías demandantes de estas fuentes de energía, especialmente las emergentes de China e India (y será un signo positivo si de Asia, donde se está produciendo la mayor transformación del mundo, se habla poco). El petróleo y el gas han vuelto a poner a África en el mapa, si bien con tremendos problemas de desigualdad, como en Guinea Ecuatorial.

2006 empezó con Rusia usando imperialmente este nuevo poder al cortar los suministros de gas a Ucrania (y posteriormente a Georgia y otros países) lo que tuvo efectos negativos para el gas que llegaba a Europa occidental, donde la actitud del Kremlin provocó un escalofrío. 2007 va a ser el año en que Putin ha de decidir si fuerza un cambio en la Constitución para volver a presentarse a la presidencia de Rusia en 2008, o cede la batuta a otro del sistema, pues lo que se está instaurando es un sistema autárquico de poder. Frente a Putin, Europa, dependiente en los suministros rusos, no sabe muy bien qué hacer. Buscará un acuerdo estratégico, si Polonia lo permite.

En fin, un año en el que seguimos con la maldición china: nos ha tocado vivir tiempos interesantes.

Ségolène Royal.
Ségolène Royal.REUTERS

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