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Análisis:El conflicto de Oriente Próximo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Hamás devuelve el golpe

Cuando se conversa con los líderes de Hamás en Gaza no se atisban las salidas del túnel que ellos divisan con convicción imponente. El pasado 16 de diciembre, el presidente del grupo parlamentario islamista, Salah Bardawil, comentaba en su despacho: "Nosotros trabajamos mucho más de lo que hablamos. El bloqueo no se levantará por las buenas. Se tiene que romper, y lo vamos a romper. El mundo se sorprenderá, pero tenemos muchas herramientas. La peregrinación a La Meca fue un ejemplo, y podemos movilizar a la opinión pública de varios Estados árabes cuyos Gobiernos no sostienen posiciones sólidas".

Aislado del proceso negociador iniciado en Annapolis en noviembre, el movimiento fundamentalista ha elegido una tesitura apropiada —el clamor internacional contra el brutal bloqueo de la franja es ahora considerable— para devolver uno de los muchos golpes recibidos. A la brava, ha abierto la frontera con Egipto para aliviar el asedio.

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Es un triunfo indiscutible para Hamás, aunque con dos caras. La victoria es pírrica porque el Gobierno de Ehud Olmert promete que el cerco no se aflojará, y el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha declarado que el paso libre en la frontera es temporal. En pocos días la clausura puede ser completa de nuevo. Sin embargo, hay un reverso de la moneda: este tipo de logros son los que otorgan popularidad a los islamistas entre una población palestina que cree en cualquier cosa menos en el proceso de paz con Israel.

Dos meses después de la conferencia de Annapolis, en la deprimida Cisjordania no se ha levantado un solo control militar; las redadas son cotidianas, y la ampliación de asentamientos en Jerusalén prosigue. Mientras el presidente palestino, Mahmud Abbas, se desespera sin cosechar frutos mediante la diplomacia, los palestinos contemplan, y muchos lamentan, que 17 bombas en una frontera producen réditos. Es otra bofetada para Abbas. Jaled Meshal, líder de Hamás en el exilio, advierte que la resistencia y el disparo de cohetes kassam no cesarán. En el Ministerio de Defensa israelí se vanagloriaban de la drástica reducción en el lanzamiento de proyectiles desde que se impuso, el domingo, el apagón eléctrico de dos días a Gaza. Pero desde el lunes, las milicias volvieron a las andadas.

Sin tener en cuenta que Hamás se guía por una agenda política de largo aliento y una estrategia firme, que su capacidad para encajar adversidades insufribles es enorme, que lee el pulso popular en las capitales árabes y que los padecimientos de la población civil son ya de muy larga data, no es sencillo entender nada de lo ocurrido en los últimos diez días, en los que la franja parecía regresar, sin apenas luz ni agua, al medievo.

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El derribo del muro fronterizo revela un plan minucioso de Hamás, que se prepara concienzudamente para una ofensiva del Tsahal. Desde hace décadas, siempre aguardan lo peor. "Durante ocho años, los palestinos han estado sentados en campos de refugiados mientras enfrente de ellos estamos convirtiendo la tierra y los pueblos de sus antepasados en nuestro hogar". La sentencia podría ser de aplicación hoy. Pero quien esto dijo, en 1956, fue el legendario general Moshe Dayán en el kibutz de Nahal Oz, uno de los cruces con Gaza hoy sellados.

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