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Hollande y Aubry abren la pugna en las primarias del PS

Seis aspirantes socialistas franceses al Elíseo debaten en televisión

Las primarias de los socialistas franceses empezaron a decidirse anoche con el primer debate televisado entre los seis candidatos. La economía fue el eje fundamental de una noche llena de promesas, sustancia política y concreción. Los dos grandes favoritos para llegar a la segunda vuelta del 16 de octubre (la primera será el día 9) y optar a las presidenciales de mayo próximo, François Hollande (47% de intención de voto) y Martine Aubry (29%), desgranaron sus propuestas para sanear el sistema financiero, generar empleo y volver a crecer. Dado que toca conquistar al elector más comprometido de izquierda, hubo escasas referencias a Nicolas Sarkozy, y casi ninguna al rigor presupuestario.

Hollande trató de conquistar a los jóvenes y de ofrecer esperanza y seriedad, aunque hizo gala de su célebre sentido del humor al recordar que "han tenido que pasar cinco años de sarkozismo para que los millonarios franceses dijeran 'por favor, cóbranos más impuestos". Su programa se basa en tres puntos claros: reforma fiscal para aumentar la competitividad, incentivos a las empresas que mantengan en sus puestos a los trabajadores veteranos y den empleos fijos a los jóvenes, y más profesores para mejorar la educación. Además, Hollande quiere reducir el poder nuclear francés del 85% actual al 50% en 2025.

Aubry hizo grandes promesas a la izquierda real: más impuestos a los bancos y a las petroleras, tasas para las grandes fortunas y los especuladores, ahorro de 50.000 millones en exenciones fiscales "injustas e ineficaces". La hija de Jacques Delors, alcaldesa de Lille y madre de la reforma de las 35 horas semanales, resultó quizá la más convincente de los seis aspirantes. Citó varias veces el modelo alemán, prometió regular el sistema financiero y afirmó que el crecimiento, la justicia social y el mantenimiento del poder de compra serán sus objetivos: "No podemos ser como Italia", despejó al ser preguntada por el recorte del déficit.

Los seis candidatos llamados a impulsar el nuevo viento de la izquierda europea intentaron mostrarse diferentes a sus rivales directos pero sin insultarse o herirse tanto como para acabar favoreciendo a la derecha. Tanto Aubry como Hollande ganarían a Sarkozy si se votara hoy, y ambos aparecieron institucionales y sobrios, sobre todo comparados con Ségolène Royal, la tercera en discordia que según los sondeos tiene un exiguo 12% de intención de voto. La perdedora de las presidenciales de 2006 frente a Sarkozy, más ducha en televisión que sus oponentes, fue la más agresiva y también la más exótica. Incluso sacó del regazo un papel, un contrato con los franceses, que recordó al que firmó Berlusconi en 2001 ante las cámaras de la RAI. Populista en el tono y audaz en las propuestas contra el poder absoluto del presidente, Royal se declaró "la más avanzada, la más decidida y la más preparada".

Los comparsas Arnaud Montebourg (6% de intención de voto) y el español de origen Manuel Valls (4%), fidelísimo de Dominique Strauss-Kahn, aportaron algunas ideas interesantes, mientras Jean M. Baylet, presidente del Partido Radical de Izquierda (PRG), que rozaría el 1%, fue un convidado de piedra.

Por primera vez en la historia, el voto que decidirá el candidato a las presidenciales del PS se abre a toda la ciudadanía (siempre que el ciudadano pague un euro y firme un atestado de adhesión a los valores de la izquierda). La participación potencial en la cita del 9 de octubre apunta niveles superiores al 15% de la población,es decir en torno a los 6,5 millones de votantes.

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François Hollande y Martine Aubry, en el centro, junto al resto de candidatos socialistas.
François Hollande y Martine Aubry, en el centro, junto al resto de candidatos socialistas.PATRICK KOVARIK (AFP)

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