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Reportaje:

Honduras y El Salvador, enfrentados por un islote

Ambos países reclaman la soberanía sobre la isla Conejo, en el Pacífico, que les facilitaría la relación con Asia

El Salvador y Honduras, consideradas en la actualidad como "naciones hermanas", han abierto, incluso a nivel de los presidentes, un nuevo frente de conflicto fronterizo. La disputa ha sido trasladada de territorios situados en la frontera común, junto a la desembocadura del río Goascorán, al océano Pacífico, específicamente a la isla Conejo, una porción inhabitable de dos kilómetros cuadrados de extensión, pero de un enorme peso y significado para el futuro de la soberanía de las pequeñas y pobres repúblicas.

La disputa dormía el sueño de los justos, hasta que, a principio de este mes, en la II Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, celebrada en Nicaragua, El Salvador presentó el llamado Libro blanco de sus Fuerzas Armadas. En dicho documento oficial, El Salvador contempla a la isla Conejo como parte de su territorio insular.

Tal aseveración motivó la protesta de Honduras, que mantiene en dicho territorio una unidad militar de vigilancia. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Honduras dio a conocer su disgusto, a lo que El Salvador respondió que su posición era que cualquier altercado debía resolverse "diplomáticamente".

Guerra del Futbol

El Salvador y Honduras tuvieron añejos litigios territoriales que desembocaron en guerras, la última de ellas en 1969, conocida como Guerra de las 100 horas o Guerra del Futbol y en la que murieron unas mil personas.

Esta acción militar provocó graves conflictos sociales y políticos internos en ambos países. Honduras expulsó a centenares de miles de campesinos de su territorio, éxodo que abonó la situación en El Salvador, donde ya se gestaba el peor conflicto interno que haya sufrido este pequeño país: la guerra civil (1980-1992). Las cinco guerrillas izquierdistas nacieron entre 1970 y 1980.

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La Guerra del Futbol finalizó con la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA); pero el litigio territorial tuvo su conclusión en septiembre de 1992, con un fallo salomónico de la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, que otorgó la mayoría de territorios en disputa a Honduras, al tiempo que reconoció la soberanía de El Salvador sobre las islas Meanguera y Meanguerita. Al parecer, no hay claridad sobre la soberanía de la isla Conejo.

El presidente salvadoreño, Elías Antonio Saca, afirmó categórico el pasado sábado: "Isla Conejo es de El Salvador". Al día siguiente, su homólogo hondureño, Manuel Zelaya, respondió: "La posesión y soberanía sobre la isla Conejo no tiene ninguna duda, es cosa juzgada".

"Ni Saca ni Zelaya tienen razón", aclara el experto en temas internacionales Napoleón Campos, quien sostiene que la referida isla no está contemplada en el fallo de La Haya de 1992. "Hay un vacío que se tendrá que resolver", apuntó el analista y estudioso del tema fronterizo.

"A Honduras le conviene definir que isla Conejo es de su territorio; de ello depende que los hondureños tengan ribera en el océano Pacífico. Nadie pone en duda su soberanía en el golfo de Fonseca, que comparte con El Salvador y Nicaragua, pero aún no está claro que sea un Estado ribereño del Pacífico, y eso es lo que quieren ser", apuntó Campos. Y recuerda que Honduras, así como El Salvador, están interesados en pertenecer al mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC, por sus siglas en inglés), una puerta al desarrollo futuro y emprendedor, un nexo con China, Taiwan, Singapur, Estados Unidos y Canadá, entre otros, que representan el 56% de la producción mundial.

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