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La incredulidad saudí va a la guerra

La tranquilidad ciudadana, inalterable

Enric González

Nunca una guerra -si algún día la hay- se había preparado con tanta calma y entre tanta incredulidad. Los programas de protección civil en Arabla Saudí, cuidadosamente planificados para culminar el 15 de enero, cuando se cumple el plazo de la ONU se desarrollan paso a paso y se han integrado ya en una rutina diaria que pasa francamente inadvertida.

La cuestión es que los ciudadanos de la provine a oriental, donde está el grueso de la fuerza multinacional, nunca han acabado de creerse que vaya a haber guerra.

Una encuesta realizada entre profesores, políticos y periodistas saudíes, publicada ayer, llegaba a una conclusión monosilábica: no.

La tranquilidad ciudadana no ha experimentación alteraciones sustanciales confome se ha ido acercando la fecha clave, el 15 de enero. La larga reunión de ayer entree James Baker y Tarek Aziz tampoco suscitó demasiada curiosidad entre los apacibles saudíes.

En conjunto, todo es bastante frustrante para los más de 2.000 periodistas desplazados a esta zona, ávidos de historias terribles.

Las grandes cadenas de televisión, muy especialmente, se desesperan por la monotonía de las imágenes que sirven a su audiencia: maniobras militares, paisajes desérticos y soldados posando en actitud feroz con una sonrisa contenida constituyen el menú de cada día desde hace casi medio año, cuando Irak invadió Kuwait el 2 de agosto y Estados Unidos empezó a enviar tropas al Golfo.

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A falta de guerra, camarógrafos y reporteros agradecerían un POC-0 de pánico civil: multitudes huyendo, acaparación de alimentos, construcción de refugios.... pero no hay forma. En las tiendas no falta jamás un artículo, a pesar del entusiasmo con que compran los soldados y los periodistas en este país libre de impuestos.

Mir Ayoob Ali Jan, un periodista del Saudi Gazette, explicaba ayer las dificultades de comprensión que encontró en un recientísimo viaje a la India. "Mis interlocutores creían que la gente en Arabia Saudí vivía en una situación de temor. de preguerra. Cuando yo intentaba explicarles que las probabilidades de guerra no son tantas y que la gente en mi país seguía con su vida de forma normal, creían que por alguna razón yo me negaba a expresar la realidad y mis verdaderos sentimientos", confesaba el periodista.

Asegurar los suministros

Abdul Rahmán al Mansur, jefe de la Compañía de Mercados Municipales, anunciaba ayer en una conferencia de prensa que en caso de guerra no habría desabastecimiento. "Estabamos aplicando diversos sistemas para asegurar que los suministros no se verán afectados y que la estructura de precios no sufrirá alteraciones", dijo Al Mansur.

Los trabajadores filipinos tampoco ofrecen noticias ni imágenes espectaculares. No se van. Al contrario, llegan más de 300 cada día. Sólo las familias de los trabajadores occidentales han protagonizado un éxodo casi general, pero muy poco vistoso.

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