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El potencial petrolero de las Malvinas

La Junta Militar que gobierna Argentina, fuertemente dividida en su cúpula dirigente, y enfrentada con una crisis económica muy grave, para la que no encontraba salida, parece haber utilizado las Malvinas como factor de diversión de sus problemas internos y como aglutinante de un sistema político que se estaba deteriorando seriamente. La señora Thatcher, por su parte, y el Partido Conservador se encontraban asimismo en una situación política delicada, con cotas de popularidad a niveles mínimos, consecuencia de la desastrosa política económica que dicho Gobierno viene manteniendo desde que asumió el poder en 1979 y que curiosamente es básicamente similar a la seguida por la Junta argentina, por lo que resultaba impensable que la señora Thatcher y su partido fueran a perder la magnífica oportunidad que la acción del general Galtieri les brindaba por rehacer su deteriorada imagen ante el electorado.No obstante, aunque no haya sido el control de recursos minerales la causa principal del conflicto, sí parecen de gran importancia las posibilidades económicas que encierra la zona objeto del mismo. Estudios detallados realizados a principios de los años setenta por equipos geológicos británicos y norteamericanos en la plataforma continental del Atlántico sur, concluyeron que la zona de las Malvinas era una de las últimas áreas del mundo con posibilidades de albergar grandes yacimientos de hidrocarburos. En concreto, fueron detectadas al menos cuatro cuencas (áreas de terrenos sedimentarios en las cuales los estratos rocosos se encuentran orientados hacia un centre, común) susceptibles de contener petróleo. De estas cuatro cuencas (figura 1), la de las Malvinas parece la más prometedora, ya que en ella los estudios sísmicos detectaron espesores sedimentarios de hasta 3.500 metros, comparables con muchas áreas del mar del Norte, tanto en espesor de sedimentos como en estructuras favorables a la acumulación de hidrocarburos.

La profundidad de las aguas en la cuenca de las Malvinas oscila entre 150 y 200 metros en su parte norte, y hasta 370 metros en su parte sur, lo que las hace perfectamente accesibles a los medios de perforación y, producción convencionales.

El Burdwood Bank, separado de las islas Malvinas por un talud de más de mil metros de lámina de agua, está considerado también por la mayor parte de las compañías petroleras como otra de las cuencas petrolíferas potencialmente más atractivas del mundo, aunque esta opinión no es compartida por un grupo de expertos de la Universidad de Birmingham que estudió la zona en 1974, ni por lord Stackleton, que preparó, por encargo del Gobierno británico entre 1973 y 1974, un conocido informe sobre las posibilidades petroleras de la zona y que lleva su nombre. En el mismo sentido que las grandes compañías se pronuncia el estudio presentado al Congreso de Estados Unidos en octubre de 1980 (1), en plena segunda crisis del petróleo, sobre las reservas potenciales mundiales de esta fuente energética clave, y en cuya elaboración intervinieron los mejores especialistas del país, el cual señalaba específicamente la cuenca de las Malvinas como una de las áreas más prometedoras del mundo y, en concreto, afirmaba que "la única región fuera de la OPEP y de los países comunistas con un potencial petrolero significativo es la cuenca de las Malvinas entre Argentina y las islas Falkland".

A nivel mundial, las técnicas actuales de explotación petrolera han llevado al descubrimiento de unas seiscientas cuencas, tanto en tierra como bajo el mar, que pueden contener petróleo o gas natural. En unas cuatrocientas de estas cuencas se han realizado sondeos de exploración con resultados variables, y en 160 se produce petróleo o gas en cantidades comerciales.

Quedan, pues, unas doscientas cuencas en el mundo que todavía no han sido perforadas, pero esta cifra puede llevar a conclusiones erróneas, ya que, aunque se ha encontrado petróleo en cantidad comercial en 160 cuencas, sólo vein ticinco de éstas contienen más del 80% del total de petróleo y gas descubiertos hasta ahora, lo que significa que de las doscientas cuencas por perforar sólo unas pocas, tal vez no más de diez, contendrán campos gigantes.

De esta decena de cuencas, dos se encuentran en la plataforma continental del Artico, y a los precios actuales del petróleo no está justificada su exploración; tres en el círculo Artico soviético, parte en tierra y parte bajo el mar, en condiciones económicas también límites; otras dos en mares muy profundos, cuyo desarrollo no será posible hasta la próxima década, y de las otras tres, dos se encuen tran en áreas de las Malvinas, y la otra en el sur del mar de la China ambas en regiones envueltas en disputas territoriales. Esto no quiere decir, sin embargo, que el grueso del petróleo futuro vaya a venir de estas áreas, ya que éste procederá más bien del desarrollo adicional de cuencas conocidas, situadas básicamente en Oriente Próximo y México, sino simplemente que las áreas mencionadas son las de mayores posibilidades entre las cuencas aún no perforadas.

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La potencia y la realidad

El área de las Malvinas es, pues un objetivo importante para muchas compañías petroleras, y su posible explotación ha tenido que pesar, aunque, como he señalado al principio, tal vez no con carácter decisivo en las iniciativas tomadas por los Gobiernos argentino y británico. Tanto es así que en la última oferta argentina para la solución pacífica del conflicto se proponía explícitamente una explotación conjunta de estos posibles recursos con condiciones muy ventajosas para los británicos, y cuando (esperemos que pronto) Argentina y el Reino Unido se sienten a una mesa a discutir el futuro de las islas, entonces, sin duda, la explotación de estas cuencas será un factor de discusión principal.

No obstante, a pesar del optímismo con que se veía y se ve aún hoy la potencialidad del área de las Malvinas, algunas perforaciones realizadas recientemente arrojan puntos oscuros sobre el optimismo inicial. Así, Exxon, después de trece sondeos en asociación con compañías argentinas (Artra, Pérez Companc y Cadipsa), abandonó la exploración de una amplia zona al sur del país en el pasado mes de marzo, por considerarla no comercial.

Otros grupos, por el contrario, encabezados por Shell y Total-Deminex, un consorcio franco-alemán, siguen adelante y han obtenido éxitos significativos en Tierra de Fuego. De hecho, las zonas productivas argentinas suministraron al país unos veinticinco miHones de toneladas de petróleo en 1981, lo que representó el 92% de sus necesidades de crudo en dicho año.

En cualquier otra área del mundo, una sucesión de descubrimientos tales como los efectuados por Shell en las zonas marinas de Tierra de Fuego a lo largo del pasado año hubieran sido suficientes para considerar la zona como altamente prometedora. Sin embargo, las disputas territoriales en la zona, no sólo con el Reino Unido, sino también con Chile sobre la propiedad de tres islas en el canal de Beagle, y las duras condiciones atmosféricas, que obligarían a invertir miles de millones de dólares en una campaña seria de exploración, hacen hoy a las compañías internacionales enormemente prudentes en comprometerse en el área. Por otro lado, la sociedad estatal argentina Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) carece de fondos, la experiencia y el equipo necesarios para acometer por sí sola esta exploración.

Las últimas evaluaciones continúan siendo variables, y van desde un potencial comprendido entre los 6.000 y los 27.000 millones de toneladas de reservas recuperables para la totalidad de la plataforma continental argentina, incluida la cuenca de las Malvinas, según la estimación realizada por el Geological Survey, de Estados Unidos, lo que representaría entre dos y nueve veces las reservas actuales del mar del Norte al informe Stackleton, que concluía que la existencia de acumulaciones comerciales de hidrocarburos eran inciertas, y a un estudio sísmico realizado en 1980 por British Petroleum, cuyas conclusiones fueron que las expectativas eran menores que las que hasta entonces se habían estado manejando.

En definitiva, las posibilidades petroleras del área de las Malvinas parecen ser importantes a pesar de los interrogantes, que los últimos resultados obtenidos por la Exxon y los estudios británicos arrojan sobre la zona. Pero, en todo caso, lo que sí resulta cierto es que las inversiones a realizar serán muy considerables, debido fundamentalmente a las difíciles condiciones meteorológicas del área, y tales inversiones no podrán ser realizadas más que a partir del momento en que la soberanía de la zona quede claramente delimitada y desaparezcan las tensiones políticas actuales. Sólo entonces, con una exploración detallada, se podrá definir si de verdad la pontencialidad del área se convierte en realidad o, por el contrario, la extensión de las posibles acumulaciones no justifica económicamente su explotación.

Roberto Centeno es catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid. (1) World Petroleuni Availability 1980-200. Congress of the United States.

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