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Magnicidio en Pakistán

Inquietud por el control del arsenal nuclear paquistaní

La mayoría de los analistas coinciden en que el aumento de la inestabilidad en Pakistán tras el asesinato de Benazir Bhutto incrementa también el riesgo de que las armas atómicas del país caigan manos de radicales islámicos. En 2005, un informe conjunto de la CIA y del Consejo Nacional de Inteligencia de EE UU predijo que Pakistán se convertiría "en un Estado fallido, sacudido por la guerra civil, la violencia, las rivalidades intraprovinciales y una lucha por el control de sus armas nucleares" para 2015. Algunos expertos creen que el atentado del jueves ha acelerado el plazo.

"Es sólo cuestión de tiempo que Al Qaeda o algún simpatizante suyo se haga con las armas nucleares. Pakistán es el eslabón más débil de la cadena", dice M. J. Gohel, director de la Fundación Asia-Pacífico, con sede en Londres. "Si tienes todas esas armas y materiales nucleares y un Gobierno que tiene que complacer a los extremistas para mantenerse en el poder, la perspectiva a largo plazo no pinta bien", opina Henry Sokolski, director ejecutivo de centro de análisis de Washington.

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El Pentágono, no obstante, asegura que las bombas atómicas de Pakistán -estimadas en un centenar- están bajo control. Un portavoz, el coronel Gary Keck, aseguró ayer que no hay motivo de preocupación. Pese a ello, los expertos subrayan el riesgo de que los extremistas se hagan con material radiactivo para fabricar las llamadas bombas sucias.

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