Israel reduce las probabilidades de un acuerdo de paz en 2008
Olmert exige la desarticulación de las milicias palestinas
El desmantelamiento de las milicias palestinas es requisito ineludible para que un eventual acuerdo entre el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, comience a aplicarse. Tampoco hay fecha fija, aunque el año 2008 figurara como un deseo en el documento que ambos dirigentes suscribieron el martes pasado en Annapolis (Estados Unidos).
El jefe del Gobierno hebreo lo dejó muy claro ayer a varios miembros de su Gabinete que se oponen ferozmente a toda concesión a la Autoridad Palestina.
"Haremos un esfuerzo para acelerar las negociaciones, pero no hay compromiso sobre un calendario para concluir un pacto", afirmó Olmert, que también supeditó la ejecución de cualquier acuerdo al cumplimiento de la Hoja de Ruta.
En esas breves palabras se contienen el sinfín de escollos que sería necesario salvar para que prospere la iniciativa de Annapolis. En primer lugar, porque la Hoja de Ruta obliga al mandatario palestino a garantizar el cese de los ataques desde los territorios ocupados.
El poder de Hamás
Y eso, en la actualidad, son palabras mayores. En Gaza manda Hamás, cuya milicia no deja de fortalecerse; Abbas no pisa la franja, y nada apunta a que el movimiento islamista vaya a ceder terreno.
El ritmo debería ser frenético para las partes firmaran el acuerdo definitivo antes del fin del mandato de George Bush, en enero de 2009. Como muestra, un botón. La liberación de 429 prisioneros palestinos -todos de Al Fatah, el partido de Abbas, y ninguno acusado por delitos de sangre- que Olmert anunció se llevaría a cabo antes de la reunión de Annapolis se pospuso hasta ayer. Después se aplazó hasta hoy. Y ésta es una cuestión menor. Cabe esperar que cualquier concesión sobre los asentamientos, Jerusalén o las fronteras requerirá mucho más tiempo del previsto en la declaración de Annapolis.
