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Israel responde con más asentamientos a la iniciativa palestina en la ONU

EE UU y la UE critican la creación de 1.100 nuevas viviendas en Jerusalén Este

Enric González

El comité regional de planificación de Jerusalén aprobó ayer la construcción de 1.100 nuevas viviendas para israelíes en Gilo, un barrio en la zona oriental de la ciudad que, según la ONU y la legislación internacional, es territorio ocupado. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea y la Autoridad Palestina deploraron el anuncio, interpretable como una primera represalia por la petición de reconocimiento como Estado planteada por los palestinos ante la ONU.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reiteró su disposición a negociar con los palestinos en cualquier momento y sin precondiciones. Eso fue considerado una muestra de cinismo por la Autoridad Palestina, para la que la constante colonización del territorio conquistado en 1967 constituía una precondición gigantesca. "Netanyahu se opone a las medidas unilaterales, pero no hay mayor medida unilateral que construir en terreno de los palestinos", dijo la ANP en un comunicado. Un dirigente de la OLP definió como "el colmo de la arrogancia" que se aprobaran nuevas construcciones mientras el Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York, iniciaba las discusiones sobre la cuestión palestina.

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El Departamento de Estado estadounidense, en Washington, criticó a su vez la construcción como "contraproducente para el reinicio de las negociaciones directas" e indicó que "la continua expansión [de los asentamientos] es corrosiva no solo para los esfuerzos por la paz y para la solución de los dos Estados, sino para el propio futuro de Israel".

En una entrevista a la revista Time, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, manifestó que el conflicto israelo-palestino se habría resuelto años atrás si la ONU hubiera impuesto sanciones a Israel. "A día de hoy, el Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado más de 89 resoluciones referentes a Israel, pero nunca han sido ejecutadas", dijo Erdogan.

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Yair Gabay, miembro del comité que aprobó las nuevas viviendas, se mostró jubiloso. Afirmó que la decisión constituía "el mejor regalo de Año Nuevo" (que en Israel se celebra el próximo jueves y viernes) y demostraba "al mundo que Jerusalén no está en venta". Una ley israelí establece que Jerusalén es "la capital eterna e indivisible" del Estado de Israel.

Gilo es una localidad al sur de Jerusalén, a medio camino entre la ciudad y Belén, con una población cercana a las 40.000 personas y una creciente presencia de comunidades religiosas judías ultraortodoxas.

Su localización geográfica hace de Gilo uno de los segmentos fundamentales del anillo de colonias judías con el que el Gobierno israelí rodea Jerusalén, para hacer inviable la hipotética integración del sector oriental de la ciudad en un futuro Estado palestino.

El anuncio de las nuevas construcciones no fue la única señal de que el Gobierno de Israel deseaba hacer pagar a los palestinos por su iniciativa diplomática. Un grupo de diputados de la coalición de Netanyahu -entre ellos el presidente de su propio partido, Likud, y el presidente del partido religioso Shas- propusieron que Israel anexionara todas sus colonias en territorio palestino y creara un Gran Israel. En una carta a Netanyahu, recomendaron utilizar "la crisis como oportunidad" para la anexión, que según ellos debería combinarse con la retención de los impuestos recaudados por Israel en los territorios ocupados.

Una fuente gubernamental indicó que Netanyahu no tenía intención de ampliar unilateralmente las fronteras israelíes y que las propuestas de anexión no serían aprobadas por el Parlamento aunque, como parecía probable, fueran sometidas a votación en los próximos meses. La misma fuente añadió que los palestinos y la opinión pública internacional debían tener en cuenta que importantes sectores de la sociedad israelí presionaban a favor de medidas de fuerza.

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