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Italia, sacudida por las sospechas de EE UU de que Putin y Berlusconi se lucran con el negocio del gas

El primer ministro italiano minimiza desde Rusia las revelaciones de Wikileaks

Las sospechas de que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se benefician económicamente con el negocio del gas ha causado gran perturbación en Italia. Un día después de que salieran a la luz las filtraciones de Wikileaks, que revelan la preocupación de EE UU por la intensa relación personal entre Il Cavaliere y Putin, la prensa italiana dedica una amplísima cobertura a esa información. Mientras, Berlusconi, reunido en Rusia con el presidente Dimitri Medvedev, intenta minimizar el contenido de los cables y critica el trabajo de los diplomáticos.

"La publicación de documentos secretos ha sido un grave infortunio. Eran comunicaciones de las embajadas a sus oficinas centrales. Pero, muchas veces, los funcionarios que trabajan sobre el terreno quieren hacer ver que tienen relaciones de alto nivel, y muy a menudo toman noticias de la prensa y las trasforman en noticias reservadas", ha declarado el primer ministro italiano desde la ciudad rusa Krasnaya Polyana, donde ha ofrecido una rueda de prensa junto con Medvedev. "Con Rusia siempre he trabajado en interés de mi país, nunca por interés personal", se ha defendido Silvio Berlusconi, que ha argumentado que le quieren eliminar como a Enrico Mattei, fundador del gigante energético Eni, muerto en un sospechoso accidente de aviación en 1962. Informa Miguel Mora.

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Por su parte, el presidente ruso ha declarado que el contenido de los cables filtrados pone en evidencia el "cinismo" de la diplomacia de EE UU, aunque ha asegurado que este asunto no afectará a las relaciones entre Moscú y Washington.

El líder italiano también ha negado, en esta ocasión a través de un comunicado, haber dicho al embajador de EE UU en Roma que la influencia en Europa del presidente francés, Nicolas Sarkozy, "está en su crepúsculo" y que "ya no tiene la misma influencia que hace un año", como pone de manifiesto uno de los cables filtrados, emitido desde la Embajada de EE UU en Roma, que alude a una afirmación hecha por Berlusconi al embajador David Thorne. En dicho encuentro, el brazo derecho de Berlusconi, el secretario a la presidencia, Gianni Letta, también habría dicho al Embajador que ambos líderes eran "dos machos dominantes" y que, por lo tanto, ambos tenían que "ocupar la arena política", porque eran "como dos perros muy grandes en la misma jaula".

"Las declaraciones que se me atribuyen sobre presidente Sarkozy son pura fantasía. Tengo por norma, cuando hablo de otras personas, ya sean compañeros o adversarios, decir solo las cosas positivas, de lo contrario, estoy en silencio ", se ha defendido Berlusconi a través de un comunicado.

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Las revelaciones de Wikileaks han incendiado a la opinión pública italiana y en los diarios corren ríos de tinta sobre las turbias relaciones de Il cavaliere y su futuro político.

El diario La Repubblica pide sin rodeos la dimisión de Berlusconi. Su director, Ezio Mauro, afirma en un editorial que ayer fue un día terrible para la imagen de Italia en el mundo, tras las revelaciones de los cables de EE UU sobre el primer ministro italiano. Berlusconi ha de "anunciar que dimitirá un minuto después del voto de la ley de estabilidad económica, evitando así provocar ulteriores daños a Italia", se asevera en el editorial. El primer ministro "tiene un deber preciso: ir al jefe de Estado para asumir por una vez la responsabilidad de la debilidad del país y de su sistema político e institucional", sostiene Mauro.

Además, el director del diario italiano señala que a través de las revelaciones de Wikileaks "emergen elementos de creciente y dramática fragilidad del presidente del Gobierno porque desvelan el malestar y la inquietud dentro del propio santuario del poder berlusconiano, que se está deshaciendo".

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente ruso, Dimitri Medvedev, durante una conferencia celebrada esta mañana en Sochi (Rusia).
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente ruso, Dimitri Medvedev, durante una conferencia celebrada esta mañana en Sochi (Rusia).EFE

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