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Japón y EE UU despliegan 24.000 soldados para buscar a los desaparecidos

La radiactividad se ha filtrado al subsuelo casi 15 metros bajo Fukushima

Miles de soldados japoneses y estadounidenses comenzaron ayer una operación intensiva de búsqueda de las 16.441 personas que, según cifras oficiales, continúan desaparecidas tras el terremoto y el tsunami que devastaron la costa noreste de Japón el pasado 11 de marzo. En el despliegue, por tierra, mar y aire, de tres días de duración, participan 120 aviones y helicópteros y 65 navíos. El desastre natural provocó, además de los desaparecidos, 11.532 muertos, de los que 9.000 ya han sido identificados.

"La búsqueda se centrará a lo largo de la costa, desembocaduras de ríos y áreas del interior aún sumergidas bajo el agua del mar", dijeron portavoces de la Agencia de Defensa de Japón. "Los cuerpos arrastrados por el tsunami normalmente se hunden primero, pero suelen salir a flote semanas más tarde. La búsqueda es principalmente por ellos", señalaron las mismas fuentes, informa France Presse. En el dispositivo participan 17.000 soldados japoneses y 7.000 estadounidenses, según el diario Yomiuri.

Oficialmente hay 16.441 desaparecidos y 11.532 muertos, con 9.000 identificados
El Gobierno advierte de que la zona de exclusión va para largo

La búsqueda no incluye el área a menos de 30 kilómetros de la central de Fukushima, donde se cree que hay alrededor de 1.000 cadáveres, debido al alto nivel de radiación existente en esa zona. Además, se estima que los cuerpos han absorbido demasiada radiactividad para ser recuperados o incluso para ser incinerados, como es costumbre en Japón.

Muchos de los cadáveres no aparecerán nunca porque habrán quedado sepultados bajo toneladas de lodo y tierra o habrán desaparecido en el mar. En el terremoto y el tsunami del océano Índico, que arrasó una docena de países -principalmente Indonesia- en diciembre de 2004, murieron 230.000 personas, pero nunca fueron encontrados los cuerpos de más de 45.000.

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El primer ministro de Japón, Naoto Kan, dijo ayer que está "preparado para luchar una larga batalla [para controlar] Fukushima y ganar". "No podemos decir que la planta esté suficientemente estabilizada. Pero nos estamos preparando para todos los tipos de situaciones y estoy convencido de que la central puede ser estabilizada", señaló.

El terremoto y el tsunami del 11 de marzo dañaron gravemente la planta de Fukushima, situada 240 kilómetros al norte de Tokio. Tres semanas después, la radiación sigue fugándose y la solución del problema no se ve en el horizonte. Ante el alargamiento de la crisis y los repetidos errores cometidos por Tokyo Electric Power (Tepco), la compañía que gestiona la central, el Gobierno japonés ha decidido intensificar la participación de otros países en la batalla para estabilizar la planta y solventar el peor desastre atómico que vive el mundo desde Chernóbil (Ucrania), en 1986.

Expertos de la compañía nuclear francesa Areva, suministrador de combustible nuclear a Fukushima, están ayudando a los técnicos japoneses a encontrar una solución para deshacerse del agua contaminada, que ha llegado al mar, y, según trascendió ayer, se ha filtrado también al subsuelo casi 15 metros bajo uno de los seis reactores que tiene la central. Tepco dijo que ha detectado altos niveles de radiación en este lugar.

La empresa japonesa, que ha sido muy criticada por su falta de transparencia y repetidos errores en la gestión del desastre, dijo que daba la bienvenida a la ayuda extranjera. Tepco aseguró que esperan utilizar en los próximos días un robot dirigido por control remoto enviado por EE UU para evaluar la situación en áreas con gran radiación. También afirmó que ha sido creado un panel de expertos nucleares japoneses y estadounidenses y militares estadounidenses para afrontar la crisis.

Además, Estados Unidos va a enviar dos bombas -consideradas las más potentes del mundo- para verter agua sobre la central. Las máquinas son utilizadas normalmente para bombear hormigón en la construcción de rascacielos y puentes, por lo que podrían emplearse, llegado el caso, para construir un sarcófago de hormigón y acero alrededor de los reactores como se hizo en Chernóbil.

El desastre atómico ha forzado la evacuación de las 70.000 personas que viven en un radio de 20 kilómetros alrededor de la central. Las autoridades han pedido a quienes viven en la franja de 20 a 30 kilómetros que salgan de la zona, aunque la medida es voluntaria. El Organismo Internacional para la Energía Atómica ha solicitado que se amplíe el área de exclusión porque ha sido detectada alta radiactividad a 40 kilómetros del complejo atómico. Pero el Gobierno japonés ha replicado que, de momento, no es necesario y ayer advirtió de que quienes se han visto obligados a dejar sus hogares permanecerán evacuados durante "largo tiempo".

Kan dijo que la radiación que sale de Fukushima no plantea riesgo para la salud pública mientras la gente siga las instrucciones del Gobierno. "Japón decide el área [de evacuación] según los consejos y las propuestas de los expertos. Pedimos a la gente que siga las reglas porque si lo hacen su salud no sufrirá daño".

La radiactividad, que ha sido detectada hasta ahora en agua del grifo y alimentos como leche y verduras en las prefecturas cercanas al complejo atómico, se ha extendido a la carne, según dijo el Ministerio de Sanidad. Una muestra de carne de una ternera sacrificada el pasado 15 de marzo en la población de Tenei -en la prefectura de Fukushima, a unos 70 kilómetros de la planta- ha dado un nivel de radiactividad de cesio de 510 becquerel por kilogramo, cuando el máximo permitido es 500.

Marines de EE UU guardan un minuto de silencio antes de comenzar la búsqueda de cadáveres en la aldea de Kesennumaoshima.
Marines de EE UU guardan un minuto de silencio antes de comenzar la búsqueda de cadáveres en la aldea de Kesennumaoshima.ASSOCIATED PRESS

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