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Jean Sarkozy renuncia a dirigir el barrio de negocios de París

El hijo del presidente denuncia una campaña de acoso

Antonio Jiménez Barca

Jean Sarkozy, el hijo de Nicolas Sarkozy, no optará al final al puesto de presidente de la EPAD, el organismo público que gestiona el desarrollo urbanístico de La Défense, la zona de negocios más importante de Europa, erizada de rascacielos, símbolo del poder económico y financiero de París. Sarkozy hijo, en una entrevista televisada en la cadena pública France 2, aseguró ayer que renuncia a la elección, tras "reflexionar mucho en una cuestión que no es fácil" y tras asistir a "una campaña de manipulación y desinformación" sobre sus intenciones. "No quiero una victoria que invite a la sospecha", añadió. Sin embargo, dijo que sigue optando a un puesto en el consejo de administración del organismo.

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Hace dos semanas, Jean Sarkozy anunció su intención de optar a la presidencia de la EPAD. Las críticas por su decisión y las denuncias de nepotismo no han hecho sino crecer. Se le acusó de carecer del currículum necesario para hacer frente a un cargo de esa envergadura: el hijo de Sarkozy sólo ha aprobado primero de Derecho. El año pasado suspendió segundo, tanto en junio como en septiembre. También le señalaron la falta de experiencia y su juventud: a sus 23 años, Jean Sarkozy es diputado regional y concejal de Neully. Las críticas también recordaron la importancia de la presidencia de la EPAD: un distrito con más de 2.500 empresas punteras con un despegue inmobiliario y urbanístico potente.

Desde el primer momento se acusó al padre de nepotismo, de ayudar al hijo, incluso de colocar en La Défense a un aliado inquebrantable para controlar las maniobras urbanísticas y millonarias que se fraguan al oeste de la región parisina. El periódico Le Figaro publicó que El Elíseo había maniobrado para allanar el terreno del hijo modificando o paralizando leyes. En medio de la tormenta, Nicolas Sarkozy, en una entrevista hace unos días, defendía a Jean: "¿Por qué todo el mundo tiene derecho a presentarse y no mi hijo?", y añadió: "Los que atacan a Jean, en el fondo lo que hacen es atacarme a mí".

Pero, lejos de remitir, las críticas aumentaban: no sólo por la izquierda ("que Sarkozy solucione los problemas de los franceses y deje de preocuparse por su hijo", dijo Ségolène Royal) y el centro ("es un enorme abuso de poder", denunciaba el presidente del MoDen, François Bayrou). Miembros del partido de Sarkozy, la UMP, diputados y senadores, han afeado la conducta del hijo por presentarse y del padre por animarle, calificando la medida, cuando menos, de problema para la formación.

Una encuesta reciente de Le Parisien aseguraba que el 64% de los franceses veía mal la candidatura de Jean Sarkozy. Y que, entre los votantes de derecha, el 53% criticaban el paso del hijo del presidente. El joven asegura haber actuado por su cuenta: "Es una decisión que tomo por mí mismo, solo". A la pregunta de si lo consultó con Nicolas Sarkozy, dijo: "Si me pregunta si he hablado con el jefe de Estado, no. Si me pregunta si he hablado con mi padre, sí".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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