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Reportaje:

Los Juegos abren China al mundo

Pekín mantendrá el férreo control interno pero se involucrará más en el exterior

Cuando el domingo cayó el telón de los Juegos Olímpicos, cientos de voluntarios se abalanzaron sobre el terreno del Nido de Pájaro (el estadio nacional) para fotografiarse, entre otros, con el tenor Plácido Domingo, que cantó en la ceremonia de clausura. Fue su forma de aliviar la presión vivida y celebrar el éxito deportivo y de organización del gran evento.

El mundo ha saludado la excelencia de las instalaciones, la organización de las pruebas, la ausencia de incidentes mayores de seguridad -exceptuados varios atentados mortales en la región autónoma musulmana de Xinjiang, en el oeste de China- y el entusiasmo de espectadores y voluntarios. Pasados los fastos, la pregunta que se hacen muchos fuera de China es: ¿Y ahora qué? ¿Acelerarán los Juegos el proceso de apertura?

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"Desde la perspectiva del Gobierno, y muchos coinciden con él, los Juegos de Pekín han sido un gran éxito. La mayor parte de la gente está muy impresionada por las instalaciones y otras infraestructuras, como el nuevo aeropuerto. Pero también por la organización y las espectaculares ceremonias de apertura y clausura. Que no se produjera ningún incidente serio también es extraordinario", dice Zhiqun Zhu, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Bucknell (Pensilvania). Otra cosa ha sido la situación de los derechos humanos y la libertad de información, que, según denuncian organizaciones como Amnistía Internacional, no sólo no mejoró sino que empeoró.

"Ha sido un triunfo tremendo para Pekín. Con la organización del gran espectáculo de los Juegos, China ha progresado mucho a la hora de convencer al mundo de que está preparada para asumir un papel mayor y más responsable en los asuntos internacionales, aunque el Gobierno no cumplió algunas de las promesas realizadas, y las tres zonas designadas para posibles protestas fueron una farsa, ya que no aprobó ninguna", afirma Kent Ewing, analista político y escritor que vive en Hong Kong.

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Hace siete años, cuando Pekín fue elegida sede olímpica, alguien le preguntó a Colin Powell, entonces secretario de Estado norteamericano si pensaba que la concesión del mayor evento deportivo del mundo podía impulsar una futura apertura democrática como había ocurrido en Corea del Sur tras los Juegos de Seúl (1988). Diplomático él, respondió: "Ésa es mi esperanza".

Nadie tiene la bola de cristal, pero políticos y analistas coinciden en que el acontecimiento deportivo ha contribuido a modificar China, el país está ahora más integrado que nunca en la comunidad internacional, y esto sin duda ejercerá una influencia en la forma en que sigue su camino.

"Como alguna gente esperaba, los Juegos han cambiado China en muchos aspectos. El país ha avanzado y continuará haciéndolo en lo que respecta a política y medios de comunicación. No estoy seguro de que el avance vaya a ser como ocurrió en Corea del Sur, pero, sin duda, adoptará más transparencia y mecanismos democráticos en las estructuras políticas nacional y locales, mientras prosigue su crecimiento económico", afirma Chenshan Tian, director del Centro de Relaciones Este-Oeste, en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín. "China y el mundo están cambiando el uno al otro de forma correlativa".

El Gobierno de Japón, país con quien China ha mantenido históricamente una difícil relación, cree que "los Juegos han sido buenos , para emprender un camino más democrático". "Creemos que éste es un camino irreversible", ha declarado Nobutaka Machimura, portavoz del Gobierno de Tokio.

Los dirigentes chinos habían hecho de los Juegos de Pekín un objetivo prioritario, ya que con ellos pretendían mostrar a la comunidad internacional los avances que ha experimentado el país desde que lanzó el proceso de apertura y reforma hace 30 años. Y han alcanzado con creces la meta fijada, refrendada, incluso, con un gran triunfo en el medallero, donde China ha ocupado por primera vez en la historia el primer puesto en el número de oros: 51 frente a 36 Estados Unidos.

Las reformas vendrán, pero a su ritmo, como lleva haciendo desde hace tres décadas el llamado Imperio del Centro, según aseguran los observadores políticos. "Dado que China está más expuesta al mundo exterior, se integrará más plenamente en el sistema internacional. Pero proseguirá las reformas políticas y económicas a su propio ritmo", dice Zhu. Y continúa: "Dudo que los Juegos vayan a acelerar el proceso de democratización. (...) El régimen actual está centrado en el desarrollo económico y en mantener un entorno internacional pacífico, no en la democratización política. Sin embargo, China se preocupa profundamente de su imagen en el exterior, y, si la comunidad internacional continúa empujando para que sea más abierta y libre, se moverá en la dirección adecuada", añade.

Un ciudadano chino pasea junto al Nido de Pájaro (estadio nacional) de Pekín, el jueves pasado.
Un ciudadano chino pasea junto al Nido de Pájaro (estadio nacional) de Pekín, el jueves pasado.EFE

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