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Kabila advierte que sólo negociará con Mobutu cuando dejará el poder

Ramón Lobo

El trascendental encuentro entre el todavía presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, y el líder rebelde, Laurent Kabila, para evitar el temido baño de sangre en Kinshasa, corre peligro de fracasar incluso antes de celebrarse. Mobutu aceptó ayer la invitación de Nelson Mandela para reunirse con Kabila, pero lo esencial queda pendiente. Es lo que llaman aspectos técnicos: fecha, luchar y alto el fuego. Para despejar dudas, el propio Kabila dijo ayer que esa negociación será "una ceremonia corta" y monotemática: la marcha de Mobutu.

El ministro de Exteriores de los rebeldes, Bizima Karaha, fue claro sobre un alto el fuego previo: "Esta guerra sólo terminará el día en que el dictador deje el poder" . Ese asunto no está, por el momento, en la mente de Mobutu. Con las tropas de Kabila avanzando sin oposición hacia Kinshasa, hay muy poco espacio para la retórica. Sin embargo, el Gobierno de Mobutu actúa como si nada grave le amenazase. Dos ejemplos muy significativos. El ministro de Información ha anunciado con gran pompa que se anula el contrato entre Kabila y la compañía minera estadounidense Mineral Fields, y el titular de Agricultura afirma que su país está en avanzadas negociaciones con la Unión Europea para un proyecto de desarrollo agrario en Kivu. Un detalle: tanto las minas como los campos de labranza están en manos rebeldes.Las dos anécdotas revelan la alarmante falta de percepción de la realidad del entorno mubutista, y esto puede afectar al éxito de las conversaciones impulsadas por Mandela. El representante especial de Mobutu en las negociaciones de Pretoria (celebradas sin gran éxito en las últimas dos semanas), Honoré Ngbanda, aseguró ayer en la sede de la presidencia que la decisión sobre una eventual marcha de Mobutu "debe tomarla el pueblo zaireño, y no las potencias occidentales". Y fue aún más lejos en su argumento: "Hay muchos líderes africanos que han perdido elecciones y no han tenido que irse de su país, y Mobutu, es necesario decirlo, no ha perdido todavía elección alguna".Para Ngbanda (traje gris, corbata azul y gafas mobutistas de pasta negra), toda negociación debe girar en tono a la unidad del país. Ngbanda citó además el párrafo cuarto del acuerdo firmado en Pretoria el 8 de abril por una delegación rebelde y otra del Gobierno, en el que ambas partes "subrayan la necesidad de un cambio fundamental y democrático en Zaire, con un proceso de transición que deberá conducir a unas elecciones transparentes, justas y sin exclusiones, organizadas y supervisadas por un órgano independiente y bajo observación internacional".

Pese a las innumerables diferencias, Ngbanda se declaró "personalmente optimista" sobre la posibilidad de una solución negociada de la crisis. El encuentro entre Mobutu y Kabila, que podría celebrarse en el Congo o Suráfrica, tendrá lugar "lo más rápidamente posible, tal vez en menos de una semana", apuntó. El tiempo, desde luego corre en contra del régimen. El líder rebelde dijo el miércoles que tomará Kinshasa en tres semanas. Ése es el plazo para hablar. Su táctica es evitar dilaciones que le impidan apuntalar la victoria. Muchos son los que piensan que el tiempo real para una salida pacífica y honorable es menor a las tres semanas.Las tropas de Laurent Kabila están ya en los aledaños de Kikwit, que fue saqueada por los soldados de Mobutu y carece de defensas. Igual que lkela, más al norte. Ambas pueden caer este fin de semana. El caso de Kikwit, donde se desató un brote de virus ebola hace dos años, es muy especial. Se la considera la llave maestra de Kinshasa. La capital y Kikwit están unidas por 500 kilómetros de una buena carretera (aquí se traduce por pista de arena en no pésimas condiciones), y que es posible recorrer en camión en tan sólo dos días.

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