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El dictador gana tiempo

Ramón Lobo

En Kinshasa todo el mundo trata de explicar la realidad con una frase que ha hecho fortuna: "Lo único previsible en Zaire es que todo es imprevisible". Sólo desde esta filosofía de la sorpresa paranormal es posible entender el paso dado ayer por Mandela y la rápida aceptación de Mobutu. Ahora queda lo complicado: decidir la fecha, sentar al dictador zaireño frente al victorioso líder rebelde, Laurent Kabila, y esperar que haya acuerdo.Para Mobutu hay dos prioridades excluyentes: tratar de mantenerse en el poder durante un periodo de transición o garantizarse una salida inmediata digna y con fondos suficientes. KabIla, con el control militar de casi medio Zaire (un país que es cuatro veces y media más grande que España), no necesita pactar una sucesión lenta. En su mente también hay dos opciones: o Mobutu se va al exilio en los próximos días o entra con sus tropas en Kinshasa.

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Kabila puede garantizar a Mobutu que el nuevo Gobierno no va a congelarle parte de sus bienes ni emprender una persecución jurídica por medio mundo. El problema del dictador zaireño es su debilidad política y física (tiene un cáncer de próstata y aún convalece de la operación del pasado verano). EE UU ha movido sus hilos diplomáticos para que Suráfrica conceda el visado a Mobutu y a su familia más directa. El Gobierno de Mandela ha respondido que, si se planteara esa circunstancia, aceptaría.

Mobutu trata, sin duda, de ganar tiempo. Por eso, para Kabila, el avance militar sobre Kinshasa, que prosigue estos días, es el único instrumento que tiene para que el dictador le tome muy en serio. Sólo cuando esté a las puertas de la ciudad podrá haber acuerdo. ¿Cuándo sucederá eso? En la lengua lingale, lobi sirve para hablar de hoy y de mañana. El tiempo aquí no cuenta, sólo la realidad. Y ésta es simple: Mobutu está acabado. Lo que se va a dilucidar es si habrá salida pacífica o violenta. Poco más, a no ser que Kabila sea tan estúpido como para dejarse engañar.

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