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Kirchner aspira a ser el primer líder de la Unión Sudamericana

El ex presidente argentino logra el respaldo clave de Lula

Soledad Gallego-Díaz

La cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que se desarrollará en Campana (a unos 60 kilómetros de Buenos Aires) hoy y el martes, tiene una agenda poco política, salvo en el último de sus puntos: la elección de un secretario general de la organización, cargo que no ha existido hasta ahora y al que aspira el ex presidente Néstor Kirchner. Medios argentinos afirman que el nombramiento está ya prácticamente asegurado, gracias a la decisión del nuevo presidente de Uruguay, José Mujica, de levantar el veto que impuso su predecesor, Tabaré Vázquez.

La eventual abstención de Mujica tiene algunos riesgos para el actual presidente uruguayo. Tabaré Vázquez se negó a aceptar la elección de Kirchner mientras que las autoridades argentinas no levantaran el bloqueo popular del puente internacional de Gualeguaychú, cerrado desde hace más de tres años. Mujica puede dar el primer paso, y desautorizar de alguna manera a su antecesor, pero necesita, ante su propia opinión pública, que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con la que se entrevistó la semana pasada en Buenos Aires, ofrezca alguna respuesta eficaz al contencioso fronterizo.

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Permitir que Kirchner ocupe la Secretaría General de Unasur y que vayan pasando las semanas sin que se abra el puente, podría minar el poder interno de Mujica dentro del Frente Amplio, que le llevó a la presidencia, y en el que Tabaré Vázquez sigue desempeñando un papel importante.

La candidatura de Kirchner cuenta con el apoyo del poderoso Lula da Silva. El presidente de Brasil ha sido el principal impulsor de Unasur, un organismo cuya creación se formalizó en 2008 en Brasilia, y en el que están presentes solo los países de Sudamérica, es decir, del continente en el que el gigante brasileño pretende ejercer un liderazgo indiscutido.

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Curiosamente, el Tratado de Unasur no ha sido todavía ratificado por los Parlamentos de varios países miembros, entre ellos de la propia Argentina. Se supone que, si es elegido secretario general este mismo martes, Néstor Kirchner abandonará su escaño como diputado nacional. Nadie espera, sin embargo, que se retire de la primera línea de la política argentina. Kirchner se dibuja como uno de los candidatos para las elecciones presidenciales de 2011, en las que pretendería suceder a su esposa. "Nuestro proyecto político debe durar 10 ó 15 años", aseguró este mismo sábado en un mitin político del justicialismo.

Está por ver cómo, en estas circunstancias, Néstor Kirchner podría desempeñar eficientemente la Secretaría General de Unasur, que dura dos años, prorrogables, y que tiene, en teoría, su sede en Quito (Ecuador). Según los estatutos de Unasur, "durante el ejercicio de sus funciones, el secretario general y los funcionarios de la Secretaría tendrán dedicación exclusiva, no solicitarán ni recibirán instrucciones de ningún Gobierno, ni entidad ajena a Unasur, y se abstendrán de actuar en forma incompatible con su condición de funcionarios internacionales responsables únicamente ante esta organización internacional".

La reunión se abrirá hoy con una sesión de trabajo de los ministros de Asuntos Exteriores, encargada de fijar la agenda de la cumbre presidencial, el próximo martes. La cumbre supondrá el estreno internacional de los nuevos presidentes de Chile, Sebastian Piñeira, y de Uruguay, José Mujica, y tratará especialmente de la situación en los países afectados por los terribles terremotos de este año, Haití y el propio Chile.

La presencia más esperada será la del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, porque la cumbre coincide con el estallido en Argentina de un nuevo escándalo de comisiones ilegales en el que están implicados los dos países. Según investigaciones desarrolladas por Clarín y La Nación, la red de cohechos implicaría al poderoso ministro de Planificación argentino, Julio de Vido, uno de los puntales del gobierno Kirchner.

Néstor Kirchner (izquierda) y Lula da Silva en noviembre de 2007.
Néstor Kirchner (izquierda) y Lula da Silva en noviembre de 2007.REUTERS

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