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Kirguizistán ordena el cierre de la base aérea de Washington

La satisfacción por la balsámica atmósfera hallada por Robert Gates en Cracovia se vio enturbiada por la decisión del Parlamento de Kirguizistán de cerrar a los estadounidenses el uso de la base aérea de Manás, importante punto de apoyo logístico a las operaciones en Afganistán. Gates trató de quitar hierro al incidente. "Es importante, pero no insustituible", dijo. Tan importante como para que el jefe del Pentágono diga que no tira la toalla y que está dispuesto a poner más dinero sobre la mesa kirguiza para enderezar la situación. "Pero no voy a ser ridículo. Será algo razonable", dice.

El presidente de Kirguizistán venía insistiendo infructuosamente ante Washington en la necesidad de actualizar el alquiler de la base y recientemente encontró el apoyo concreto de Rusia: 2.000 millones de dólares en ayudas y créditos. Suficientes para romper la baraja con Washington. El Parlamento de Bishkek sancionó ayer el portazo. EE UU tiene 180 días para salir de Manás.

Como Gates, la OTAN restó drama al contratiempo al asegurar que el 80% de los suministros llegan a Afganistán por Pakistán. "Hemos buscado alternativas", dijo Gates, sin renunciar a Manás. "Voy a ver si hay justificación para un pago más alto. Será algo razonable. No descarto un acuerdo".

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