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Kosovo declarará la independencia si gana en Serbia el radical Nikolic

Los sondeos pronostican un empate entre los dos candidatos a las presidenciales

Ramón Lobo

La televisión muestra a unos sorprendidos ciudadanos abriendo la puerta de sus casas al presidente Borís Tadic, que el domingo se juega el cargo en la segunda vuelta de unas elecciones en las que Serbia debe optar entre Europa o el aislamiento. Las encuestas sugieren un virtual empate, que hace esencial cada voto. Tadic ha decidido salir a buscarlos en persona, serbio a serbio, y ha pedido a sus militantes que le secunden en esta movilización. Su rival, el candidato del ultranacionalista Partido Radical, Tomislav Nikolic, ha preferido aparcar los mítines y viajar a Moscú, donde se encuentran sus mentores ideológicos y el modelo de Estado que desea implantar en su país.

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Todos contienen el aliento y hacen cábalas sobre el día después, especialmente en Kosovo donde se disponen a declarar la independencia si Nikolic se proclama vencedor de los comicios. ¿Habrá continuidad o hecatombe? La UE se prepara para los dos escenarios: si vence Tadic suavizará la restrictiva e impopular política de visados; si vence Nikolic, apuntalará la muralla en espera de mejores tiempos.

En Kosovo, la diferencia no es de fondo, sino de compás. Los líderes albanokosovares coordinados con Bruselas y EE UU ultiman los detalles de dos rutas hacia la independencia, una corta, quizá menos de 10 días, si gana el radical -para cogerle a contrapié antes de que tome posesión y plantee más problemas- y otra algo más lenta, a finales de febrero o mediados de marzo, si vence Tadic, por aquello de guardar las formas diplomáticas y darle aire para empezar a cambiar Serbia.

Si el lenguaje corporal transmite el estado de ánimo, el de Nikolic es tranquilo, de quien ya se siente presidente. El de Tadic es de enorme nerviosismo; por ello ha desempolvado toda la artillería contra Nikolic, a quien acusa de ser un peón de Vojislav Seselj, líder del Partido Radical, preso desde hace cinco años en La Haya acusado de crímenes contra humanidad en los noventa. Tadic busca el voto del miedo, el yo o el caos, y sobre todo la movilización de los menores de 25 años que rara vez se acercan a las urnas (sólo un 10%), desencantados con una clase política que parece anclada en la era de Slobodan Milosevic.

Tadic, la apuesta de la UE, tiene todo en contra. Su primer ministro, Vojislav Kostunica, con quien gobierna en una inestable coalición, anunció ayer que no le apoya el domingo. Le exigía garantías por escrito de que no habría Acuerdo de Asociación y Estabilización con Bruselas si la UE despliega su misión policial y civil en Kosovo, como sucederá en breve. Tadic, a quien los más reformistas tildan de pusilánime, respondió al envite por las bravas: "Se acabaron los chantajes".

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