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Entrevista:SERGUÉI BAGAPSH | Presidente de Abjazia

"Si Kosovo puede ser independiente, Abjazia también"

Pilar Bonet

La región separatista de Abjazia, una paradisíaca zona fronteriza con Rusia a las orillas del mar Negro, es el escenario de un conflicto que puede tener graves secuelas internacionales. Su presidente, Serguéi Bagapsh, rechaza la convivencia con Georgia en un mismo Estado y asegura en una entrevista con EL PAÍS que, a no ser que el mundo reconozca a Abjazia como país independiente, las tropas pacificadoras rusas permanecerán aquí para protegerla. En este último caso, Bagapsh ofrece bases y un tratado militar a Rusia.

La alternativa para Abjazia, según su líder, está entre un Estado neutral y desmilitarizado con garantías internacionales, incluidas las de los países de la OTAN, o su transformación en un bastión militar de Rusia, sin garantías de reconocimiento. Aunque cueste creerlo, al formular la primera opción, Bagapsh pareciera estar pidiendo ayuda a Occidente para llevarla a cabo, y, al esbozar la segunda, temer adentrarse en una senda plagada de peligros.

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El pueblo abjazo está entre dos memorias históricas traumáticas. Por una parte, la guerra del Cáucaso, que obligó a las tribus locales a exiliarse en Turquía en 1864 cuando el imperio ruso concluyó la anexión de su territorio. Por la otra, la difícil relación con Georgia, sobre todo durante el estalinismo, que degradó a Abjazia de república en 1921 (la misma categoría de Rusia o Georgia al desaparecer la URSS) a autonomía subordinada a Tbilisi en 1931, además de represaliar a su élite y emprender una política de asimilación cultural con el asentamiento de georgianos.

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"Queremos un Estado de derecho, independiente y democrático", afirma Bagapsh, que fue elegido presidente de Abjazia en 2004 en liza con otro candidato apoyado por Rusia. Kosovo fue un "impulso" que demostró que la desintegración de Yugoslavia no había concluido. Tampoco la URSS se ha desintegrado del todo. "Si Kosovo puede ser independiente, Abjazia también", afirma.

Hoy ni siquiera Rusia reconoce a Abjazia. "No queremos que Moscú nos reconozca a pesar de EE UU para vengarse por el reconocimiento de Kosovo. Queremos la independencia porque es nuestro derecho. La hemos merecido. Fuimos un Estado independiente. Si logramos el reconocimiento, seremos un país desmilitarizado y, con las garantías de las grandes potencias, aquí no habrá armas ni unidades militares", afirma. Si no, Abjazia tendrá que confiar en la protección de Rusia y Bagapsh prefiere esto último a someterse a Georgia. El precio es servir a los intereses geoestratégicos de Moscú. "A Rusia le interesa la salida al mar que suponen nuestros 240 kilómetros de costa. Por eso, Georgia debe reflexionar y debe reconocer a Abjazia como país neutral y desmilitarizado", afirma.

Bagapsh considera que Georgia "es un Estado agresivo al que Europa ha armado hasta los dientes. Y eso es muy malo. Grecia, Ucrania, Turquía, los instructores turcos y norteamericanos han armado a Georgia. Grecia le da barcos; Bulgaria, armas y, cuando se arma a los georgianos, hay que pensar hacia dónde van a disparar, y van a dispararnos a nosotros", señala.

"Los pacificadores rusos no se irán de Abjazia. La fórmula cambiará y será objeto de conversaciones con Moscú. Por ejemplo, un tratado militar para que haya aquí soldados y bases rusas mientras la situación no se tranquilice en Georgia". Bagapsh se refiere a "bases en el mar Negro y en tierra". "La URSS tuvo una base marítima en Ochamchira y otra en Gudaúta, con un aeródromo muy bueno. Hoy ahí están nuestras fuerzas armadas. Le hicimos una propuesta a Rusia y le dijimos que en caso de necesidad estamos dispuestos a facilitar esas bases", explica. No cree Bagapsh que la situación cambie con la presidencia de Dmitri Medvédev en Rusia. "Si EE UU tiene intereses nacionales y geopolíticos en Kirguizistán, ¿por qué no va a tener Rusia sus intereses en Abjazia que es fronteriza con Sochi, su capital meridional? Rusia no quiere tener soldados de la OTAN a 15 kilómetros de Sochi".

En el ámbito económico, Rusia está dispuesta a transformar a Abjazia en una zona de servicios para los Juegos de invierno de Sochi en 2014, instalar allí fábricas de cemento y residencias para miles de obreros. Abjazia le ofrece un aeropuerto de emergencia, el de Sujumi, donde hoy no se vuela debido a las regulaciones internacionales sobre la zona de conflicto.

Serguéi Bagapsh, presidente de Abjazia.
Serguéi Bagapsh, presidente de Abjazia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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