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Clinton paga 850.000 dólares a Paula Jones para llegar hoy sin lastres a la reanudación de su juicio en el Senado

Paula Jones esperaba ayer en su nuevo hogar de California la llegada de un servicio de correos urgente conteniendo el cheque de 850.000 dólares (más de 120 millones de pesetas) que Bill Clinton le envió el día anterior. Clinton quiere estar lo más limpio de polvo y paja que le sea posible ante la reanudación hoy en el Senado de su juicio por perjurio y obstrucción a la justicia. La acusación dispondrá a partir de hoy de 24 horas divididas en tres jornadas para defender su tesis de que el presidente ha cometido "serios crímenes y fechorías" al intentar ocultar sus relaciones sexuales con Monica Lewinsky, por lo que merece la destitución.El domingo y el lunes -día consagrado a la memoria de Martin Luther King- la Cámara Alta descansará. A partir del martes, día en que Clinton también presentará en el Congreso su discurso sobre el Estado de la Unión, la defensa del presidente dispondrá de otras 24 horas en tres jornadas para argumentar que las acusaciones son "una novela de misterio barata", según la fórmula de Joe Lockhart, portavoz de la Casa Blanca.

A través de sus abogados, Clinton y Jones alcanzaron el pasado noviembre a un acuerdo privado, por el cual el primero paga 850.000 dólares a cambio de que ella renuncie a continuar acusándole de acoso sexual ante los tribunales. El presidente envió el cheque el martes. Según la Casa Blanca, 375.000 dólares proceden de los ahorros del matrimonio Clinton y 475.000 de una compañía de seguros con la que tienen un contrato. Jones informó ayer que se embolsará una parque pequeña del cheque, puesto que tiene que pagar las enormes minutas de sus abogados.

Se cierra así el caso que fue la madre del que ha convertido a Clinton en el primer presidente de este siglo, y el segundo en la historia, en ser procesado para su destitución por la Cámara de Representantes. Pero este pacto privado no exonera a Clinton de los presuntos delitos de perjurio y obstrucción a la justicia cometidos en 1998, cuando el fiscal Kenneth Starr dirigía una investigación federal para determinar si Clinton mentía cuando negaba que sus relaciones con Lewinsky hubieran sido de carácter sexual.

El Senado va a escuchar a partir de hoy los argumentos detallados de las dos partes, que ayer volvieron a entregarle amplios resúmenes. Hasta el sábado, la acusación intentará convencer a los senadores de que Clinton utilizó el poder de la Casa Blanca para dirigir una "conspiración" destinada a arrojar tierra sobre el caso Lewinsky. Y añadirá que si sale impune de este lío, será imposible que cualquier presidente sea sometido a impeachment en el futuro.

"Hará falta sorprenderle vendiendo secretos de Estado al enemigo para poder procesarle, y los padres de nuestra Constitución no consideraron que esa sea la única razón para destituir a un presidente", dijo el acusador republicano James Sensenbrenner. "Este juicio", añadió, "no versa sobre asuntos de sexo o de conducta privada, versa sobre delitos de perjurio, declaraciones falsas y presiones a los testigos cometidos por el presidente de Estados Unidos".

A partir del martes, los abogados del presidente solicitarán el que el caso sea sobreseído o que, de continuar, Clinton sea absuelto. Ésta última es la hipótesis mas probable, dado que la declaración de culpabilidad exige una mayoría de dos tercios de los 100 senadores.

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