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CERCO A LA CASA BLANCA

La suerte de Clinton, pendiente del testimonio que hoy presentará Mónica Lewinsky

La presidencia de Bill Clinton pende de un hilo: el de la declaración que debe efectuar hoy Mónica Lewinsky ante los abogados de Paula Jones. ¿Tuvo o no Lewinsky una relación sexual con Clinton? ¿La empujó él a mentir al respecto? Lewinsky, informaron ayer fuentes próximas a su abogado, se parapetará tras la Quinta Enmienda de la Constitución, que garantiza a los norteamericanos el derecho a guardar silencio y no declarar en su contra.

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Entretanto, el fiscal independiente Kenneth Starr ha pedido a la Casa Blanca todos los documentos relativos a Lewinsky: hojas de salarios, cartas, mensajes, grabaciones y registros de entradas y salidas. Éstos últimos confirman que Lewinsky siguió visitando el Despacho Oval después de trasladarse desde su puesto de auxiliar administrativa interina en el gabinete de la Presidencia a la oficina de prensa del Pentágono.Muchas de las revelaciones difundidas ayer son devastadoras para el presidente, hasta el punto que la bolsa de Nueva York -también influenciada por la crisis asiática- cerró con grandes pérdidas. Clinton, según The Washington Post, confesó el sábado ante los abogados de Paula Jones que Gennifer Flowers decía la verdad cuando en 1992, en plena campaña presidencial, contó que había tenido una relación de 12 años con el entonces gobernador de Arkansas. Hasta ahora se había negado a confirmarlo.

En cambio, Clinton negó ese día bajo juramento haber tenido una relación con Lewinsky durante el año y medio en que ella estuvo en la Casa Blanca. Volvió a repetirlo ayer. "Esas acusaciones", dijo, "son falsas; yo nunca le pediría a nadie que diga otra cosa que la verdad".

Pero el fiscal Starr dispone de grabaciones en las que Lewinsky le cuenta a su compañera de trabajo Linda Tripp que tuvo esa relación y que el presidente y su abogado Vernon Jordan la estaban presionando para que lo negara ante los abogados de Jones. Eso es lo que hizo en su declaración escrita bajo juramento del 7 de enero.

Las primeras confidencias de Lewinsky fueron grabadas por iniciativa de Tripp, pero no las segundas. Tripp fue con el cuento al fiscal Starr y, la pasada semana, éste obtuvo permiso para indagar de Janet Reno, la titular del Departamento de Justicia. El segundo paquete de grabaciones fue efectuado bajo órdenes de Starr y con medios facilitados por el FBI, lo que lo convierte en perfectamente utilizables ante un tribunal.

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Starr, según la CNN, pensaba incluso presionar a Lewinsky para que grabara una conversación suya con Clinton o su abogado Jordan, pero el estallido público del escándalo se lo impidió. El clima político era ayer tan agitado en EE UU que Newt Gingrich, presidente republicano de la Cámara de Representantes, se creyó obligado a pedir calma.

Si Lewinsky se ampara hoy en la Quinta Enmienda en su declaración oral ante los abogados de Jones, sería un paso atrás en relación a su declaración jurada por escrito del pasado día 7, en la que negó la relación con el presidente. La sombra de la sospecha que pesa sobre Clinton se ampliaría.

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