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Lukashenko entierra el deseo de cambio

El presidente bielorruso, en el poder desde 1994, obtiene su cuarto mandato con un 80% de los votos y tras encarcelar a la mayoría de los líderes de la oposición

Pilar Bonet

El cuarto mandato presidencial del bielorruso Alexandr Lukashenko empezó mal. Las elecciones del domingo estuvieron acompañadas por sucesos como la detención de siete de sus nueve rivales (uno de ellos herido por los golpes de la policía), centenares de arrestos, bastonazos indiscriminados a ciudadanos y periodistas, así como el hostigamiento a organizaciones no gubernamentales. El conjunto, sin precedentes en los últimos años, da al traste con los intentos del líder bielorruso, en el poder desde 1994, de mejorar su imagen y alimentar las esperanzas de aperturismo en este país de tránsito entre Rusia y la UE.

Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) fueron tajantes en su opinión de los comicios. Estos han mostrado que "Bielorrusia tiene aún un considerable camino que recorrer para estar a la altura de sus obligaciones en la OSCE", manifestó Tony Lloyd, el jefe de la misión de corto plazo de esta organización. Reconociendo que se habían hecho algunas "mejoras" antes y durante las votaciones, Lloyd afirmó que el "proceso se deterioró mucho durante el recuento de los votos". "Casi la mitad" de ese recuento fue considerado "malo o muy malo" por los observadores y esta circunstancia "barrió las mejoras que se habían producido", concluyó. Lloyd instó al presidente Lukashenko a "clarificar el paradero, las condiciones y el futuro de los candidatos arrestados, especialmente de Vladímir Nekláyev, que requiere atención médica".

Según la OSCE, la mitad del recuento de votos fue "malo" o "muy malo"
El opositor Nekláyev fue golpeado y luego secuestrado en el hospital
Moscú dijo que las elecciones eran un "asunto interno" de los bielorrusos
Los sitios de Internet críticos con el régimen estuvieron inaccesibles
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Nekláyev, un respetado poeta, fue agredido por agentes de seguridad el domingo por la tarde cuando se dirigía a la manifestación de protesta. Con voz entrecortada, Olga, su esposa, irrumpió en la sala donde los observadores de la OSCE difundían sus conclusiones y leyó una carta al fiscal general de Bielorrusia para que investigara la "brutal fuerza" desplegada por la policía y estableciera el paradero de los candidatos arrestados. Por la mañana, la esposa de Nekláyev contó que el médico jefe del servicio de urgencias de Minsk, donde fue internado su marido, le había diagnosticado una conmoción cerebral y le había prescrito una revisión obligatoria en el plazo de 12 horas. Por la noche, unos sujetos de paisano, que no se identificaron, entraron en la habitación donde reposaba Nekláyev y "se lo llevaron arrastrando sobre una manta". "No había ni médicos, ni enfermeras, ni nadie acudió a mis gritos, y eso sucedía en una unidad de cuidados intensivos donde hay personal de guardia toda la noche", manifestó la esposa del candidato.

Según los resultados provisionales, a las urnas acudió el 90,66% de los censados. Un 79,67% votó a favor de Lukashenko (en 2006 fue un 83%). Le siguió Andréi Sánnikov, con un 2,47%, y el resto obtuvo porcentajes entre el 0,48% y el 1,97%. Lukashenko dijo ayer que habían sido detenidas 639 personas el domingo y acusó a los candidatos de provocar el asalto de la sede del Parlamento y el Gobierno (en la que se rompieron puertas y se hicieron añicos vidrios). El líder dijo estar dispuesto a cargar con la "pesada cruz" de la presidencia durante cinco años más, prometió castigos para los responsables de las manifestaciones y anunció exigencias más severas a los medios de comunicación y una nueva legislación más restrictiva para Internet.

Las páginas de la red críticas con el régimen fueron inaccesibles durante parte de la jornada electoral, al igual que varias redes sociales y servidores de correo electrónico. "Perfeccionaremos el modelo de Bielorrusia, no lo destruiremos", recalcó ayer Lukashenko, que fue aplaudido por los funcionarios invitados a su conferencia de prensa.

La policía y los órganos de seguridad emprendieron acciones para tratar de neutralizar las críticas al régimen. La organización de observadores Viasna (cuyo registro oficial fue anulado en 2003) denunció ayer la incautación de todos sus ordenadores y sus archivos electrónicos en la madrugada del lunes. En su informe, Viasna señala que la policía pegó y detuvo a centenares de personas, incluido el jefe del Comité de Helsinki de Bielorrusia, Alej Julak, en la noche del domingo "cuando la multitud había empezado a abandonar la plaza por su cuenta". Según la oposición, cerca de 290 personas fueron condenadas ayer mismo a penas administrativas de 10 a 19 días.

Por la tarde, las fuerzas de seguridad atajaron un conato de manifestación en la plaza de la Independencia (donde está la estatua de Lenin, la sede del Gobierno y el Parlamento y la Alcaldía de Minsk). Dos de los siete candidatos arrestados fueron liberados por la tarde, pero los demás, incluido Nekláyev, Sánnikov y el socialdemócrata Nikolai Statkevich seguían detenidos. Otros dos candidatos no sufrieron represalias. Uno de ellos, el economista Yaroslav Romanchuk, acusó públicamente a tres de sus colegas de "provocación" por haber llevado a los jóvenes a la sede gubernamental, sabiendo que las fuerzas de intervención especial se habían entrenado para repeler a los manifestantes.

Sentado en el centro de un gigantesco escenario, Lukashenko dijo ayer que las elecciones se habían preparado de acuerdo con las "exigencias de los amigos europeos" y "violando incluso la constitución de Bielorrusia". La apertura fue tal que la gente no sabía si eran "elecciones o un reality show", dijo. "Lo que intentaron organizar ayer en Minsk no es democracia, sino bandidismo", afirmó el presidente, que ensalzó el comportamiento de la policía y los órganos de seguridad, ámbito éste bajo la supervisión de su hijo Viktor.

Lukashenko, que ha practicado una política de zigzag entre Rusia y Occidente, se mostró ayer crítico con la UE, pero dejó abiertas las puertas de la relación. Acogió positivamente el dictamen de la OSCE, centrándose solo en las cosas positivas, y definió el futuro de Bielorrusia como un país "independiente" y "europeo". También anunció la publicación de su propia versión de Wikileaks, a saber, documentos secretos donde, según él, quedarán expuestos los candidatos presidenciales. Lukashenko criticó uno de los documentos difundidos por Julian Assange en el que se reproduce una conversación con el ministro de Exteriores de Estonia, en la que el líder bielorruso se habría mostrado muy crítico con la política de Moscú en el Cáucaso. Según Lukashenko, se trata de una "mentira total". Desde Moscú, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, manifestó que las elecciones bielorrusas eran un asunto interno de este país.

Fuerzas antidisturbios contienen a los manifestantes durante una manifestación ayer en Minsk, la capital bielorrusa.
Fuerzas antidisturbios contienen a los manifestantes durante una manifestación ayer en Minsk, la capital bielorrusa.AFP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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