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Lula afirma que está a la mitad de su camino político

El 80% de los brasileños aprueban su gestión

Juan Arias

Pese a su popularidad, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, eligió no modificar la Constitución de su país para disputar un tercer periodo. Tras siete años de Gobierno, Lula mantiene un 80% de aprobación entre los brasileños. Pero incluso así, se va. Aunque también se queda. El jueves, reunido con un grupo de profesores, pronunció una frase misteriosa, ideal para la interpretación de los semióticos de la política. "Todavía estoy a la mitad de mi camino", afirmó.

El futuro del presidente ex sindicalista, el único mandatario brasileño cuyo único oficio hasta entonces había sido el de un tornero, está todavía por decidirse, según coinciden sus más fieles colaboradores.

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Todo depende del resultado de las próximas elecciones presidenciales de octubre de este año. Según las gane su pupila, la ex ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff o su adversario, el socialdemócrata José Serra, ex gobernador de São Paulo.

En el primer escenario, sobre el que Lula ha concentrado todos sus esfuerzos, es con el que él sueña. La compenetración entre Lula y Rousseff es tal que la ex ministra mencionó al presidente brasileño 67 veces en el discurso de despedida de su gabinete. Está descartado que Lula participara como ministro en el posible gabinete de Rousseff. Entonces, ¿qué podría ella ofrecerle?

Se baraja la idea de que Lula podría quedarse al frente de la multinacional Petrobras, y así controlar los ingentes yacimientos petroleros que Brasil ha encontrado y que está comenzando a explorar. Los recursos son tales que el Estado brasileño, que hasta ahora sólo gestiona el 50,01% de la petrolera, se ha planteado la idea de establecer una segunda Petrobras, controlada en su totalidad por el Gobierno. "Es un puesto de una envergadura que encajaría muy bien con la personalidad de Lula", afirma un empresario de la industria, simpatizante suyo. "Quien en el futuro tenga en sus manos las riendas de Petrobras, tendrá el corazón del gobierno", explican algunos analistas económicos.

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¿Y de salir triunfante su opositor, Serra? En ese caso, dos opciones se antojan posibles para Lula: una, encabezar junto con su partido, el Partido de los Trabajadores (PT), una dura oposición al nuevo gobierno para devolver el Gobierno a la izquierda petista.

Aunque el escenario se antoja difícil si no es el propio Lula quien encabezara la oposición para volver a la presidencia brasileña en 2014. Algunos analistas coinciden en que, si Lula quisiera volver dentro de cuatro años, podría salir adelante sin establecer más alianzas, pues su enorme popularidad y la buena gestión de la economía brasileña -que ha librado los efectos de la crisis mundial- le han brindado una fuerte imagen en su país.

Lo que es claro es que nadie se imagina a Lula devuelto a una vida lejana a la política, al cuidado de su jardín y paseando a su perro. Muchos en Brasil apuestan porque el presidente también puede optar por un cargo de política en algún organismo internacional. Todo, menos jubilarse.

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