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Lula arremete contra los opositores que quieren investigar a Petrobras

El presidente tacha a los senadores de "pizzaiolos", una ofensa en Brasil

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha acusado a los senadores de la oposición que crearon una comisión de investigación sobre los presuntos actos de corrupción de Petrobras -una de las seis mayores compañías de petróleo del mundo, considerada la joya de la corona de Brasil-, de irresponsabilidad y de querer "organizar un carnaval".

El líder considera que los opositores quieren investigar Petrobras para debilitarla y después venderla. Esa acusación podría ser mortal para el candidato de la oposición en las elecciones presidenciales de 2010, ya que, si hay algo que es como la madre de todos los brasileños es Petrobras. Debido a ello, el Gobierno ha blindado prácticamente la comisión de investigación del Senado colocando en ella a una mayoría partidaria de Lula, que intentará paralizar los trabajos.

Un editorial de O Globo salió ayer al quite de las insinuaciones de que la oposición quiera privatizar Petrobras: "Irónicamente esa privatización ya ha tenido lugar, sólo que en beneficio de pequeños grupos de militantes sindicalistas y de partidos aliados del Palacio", una de las acusaciones que la oposición hace a la gestión actual del gigante del petróleo.

El presidente brasileño cargó también duramente contra los que piden la salida del presidente del Senado, José Sarney, líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el mayor partido aliado del Gobierno, a quienes tachó de "pizzaiolos", es decir, de ser incapaces de llevar nada adelante. En Brasil se dice que algo "acaba en pizza" cuando acaba siendo un fracaso. El gremio de pizzeros criticó ayer las palabras del presidente de su país

Optimista por lo bien que se está resolviendo la crisis económica en Brasil, con la Bolsa subiendo hasta un 5%, con un aumento considerable del empleo (120.000 nuevos trabajadores el último mes), Lula se está jugando el tipo intentando acallar las últimas voces opositoras en el país, que están asustadas ante el 80% del apoyo popular que tiene el presidente y que no tiene visos de bajar.

El líder brasileño está dispuesto, cueste lo que cueste, a mantener el respaldo el año próximo a su precandidata a la presidencia, la ministra Dilma Rousseff. Y ello sólo será posible con el apoyo masivo del PMDB, el partido con mayores raíces en el interior del país. El PMDB, sin embargo, siempre ha sido una formación comodín que ha apoyado a quien está en el poder, dispuesto en cualquier momento a cambiar de camisa. Lula lo sabe e intenta con todas sus fuerzas mantener su amistad. Por ello, no ha dejado de defender a capa y espada la permanencia de Sarney, a pesar del multiplicarse las denuncias por corrupción contra él, su familia y su fundación. El viejo sindicalista sabe que Sarney, de quien el propio Lula había dicho hace años, cuando estaba aún en la oposición, que era "el mayor ladrón del país", puede ser mal enemigo y que pocas voces son tan escuchadas en el PMDB como la suya.

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Uno de los argumentos que emplea Lula en defensa de Sarney es que "nadie puede dejar un cargo sólo por denuncias". El actual presidente del Senado fue una pieza clave en 2005, tras los escándalos de corrupción que llevaron a Lula al borde de las dimisiones. Sarney defendió con uñas y dientes a Lula y la oposición tuvo miedo de la ya entonces alta popularidad del presidente.

Lula se siente tan fuerte, que ha osado fotografiarse con el ex presidente Fernando Collor, que tuvo que dimitir hace 17 años asfixiado por las denuncias de corrupción. Lula, abrazado al ex presidente, hoy senador, dijo el miércoles que era uno de los mayores apoyos con los que hoy cuenta el Gobierno. Algunos de los organizadores de las protestas que acabaron con Collor, en 1992, como Marcello Moutinho, entonces militante del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), demostraron ayer su frustración: "Da hasta dolor de estómago. Cuando vi la noticia y la foto de Lula con Collor, tuve un motivo más para comprender la creciente desacreditación de la política", aseguró. También la famosa actriz, Inês Viana, una seguidora de Lula de toda la vida ha hablado de "traición". "Brasil no puede olvidar lo que Collor hizo con el país".

Más duros han sido algunos senadores de la oposición y hasta de partidos que sostienen al Gobierno, quienes han acusado a Lula de "abusar de su popularidad" para denigrar al Congreso. Para el líder del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Arthur Virgilio, la mejor forma de que la comisión de investigación del Senado sobre Petrobras no acabe en "pizza", es decir, sin probar nada, es que Lula permita a los senadores del Gobierno y, sobre todo, de su partido, el PT, que investiguen con total libertad las presuntas acusaciones lanzadas sobre Petrobras.

Hay quién ha advertido a Lula de que una cosa es el pragmatismo, que él siempre ha demostrado con frutos evidentes para el país, y otro impedir a la minoría del Parlamento cumplir con su deber, ya que toda piedra lanzada contra el Congreso es una piedra lanzada contra la democracia.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la inauguración de una plataforma petrolífera en octubre de 2008.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la inauguración de una plataforma petrolífera en octubre de 2008.BLOOMBERG

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