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Las lluvias no perdonan a Brasil

La peor inundación acaecida en el país causa miles de damnificados

La tragedia producida por las inundaciones en el Estado de Santa Catarina, uno de los más ricos y prósperos del país, con gran índice de turismo internacional, donde faltan alimentos y agua potable, llevó ayer al presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, a interrumpir su agenda para dirigirse a la región. Lula sobrevoló las ciudades más afectadas (Blumenal, Gaspar, Navegantes e Ilhota) y anunció cuantiosas ayudas para socorrer las necesidades más urgentes.

Además, cuatro ministros viajaron a la zona, entre ellos el de Sanidad, José Gomes Temporão. El ministro aseguró que la situación sanitaria en la zona se ha vuelto crítica y puede dar lugar al estallido de epidemias.

El número de víctimas confirmadas era hasta anoche de 90, pero dado que había más de 40 desaparecidos, se temía que el número final de fallecidos fuera mucho mayor.

Hay ciudades, como Itajaí, donde el agua cubre aún el 80% de las casas. Varias localidades siguen incomunicadas, ya que ni los helicópteros del Ejército consiguen llegar debido al mal tiempo que sigue golpeando la región. Los pronósticos meteorológicos tampoco son halagüeños, ya que anuncian lluvias por lo menos hasta el próximo lunes.

Los municipios que aún siguen aislados —desconociéndose por tanto el número de posibles víctimas—, son ocho: São Bonifacio, Luiz Alves, São João Batista, Itapoá, Garuba, Rio dos Cedros, Pomerode y Benedito Novo. En cinco ciudades ha sido declarado el estado de calamidad pública: Blumenao, Gaspar, Rio dos Cedros, Nova Trento y Camboriú.

Más de 50.000 desplazados

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El número de personas obligadas a dejar sus casas y alojarse en refugios improvisados por las autoridades o en casas de amigos asciende a unas 55.000. Un grupo de 160 turistas que habían quedado atrapados por las inundaciones consiguieron ser rescatados gracias a cuatro helicópteros cuyos equipos llevaron medicinas, mantas y colchones.

Por lo menos 106.123 puntos de la región están sin luz eléctrica, afectando a 400.000 personas. Siguen faltando gas, alimentos y agua potable. Las reparaciones en los gasoductos que llevan gas a la región sólo podrán estar concluidas dentro de 21 días. Algunos reporteros que consiguieron acercarse a varios de los lugares del desastre, el mayor de la historia en Brasil causado por las lluvias, contaron que el escenario parecía "el fin del mundo"; que la gente gritaba diciendo que lo había perdido todo. Un niño sobreviviente lloraba a toda su familia desaparecida bajo las aguas. "Es horrible ver a las personas arrastradas a la muerte por las aguas y sentirse impotentes para salvarlas", dijo Débora Cristina Macial, de la preciosa y hoy destruida ciudad de Blumenal, que vio sin poder hacer nada a varias personas morir ante sus ojos.

Algunas fotos mostraban escenas escalofriantes de muchachos nadando entre las aguas para recoger alimentos arrastrados por la corriente que devoraban allí mismo. A la tragedia se están añadiendo, como han denunciado varios testigos locales, los pillajes y robos de las casas abandonadas por sus inquilinos.

El presidente brasileño, Lula da Silva, sobrevuela las zonas más afectadas por las inundaciones en el sur del país
El presidente brasileño, Lula da Silva, sobrevuela las zonas más afectadas por las inundaciones en el sur del paísAP

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