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El huracán 'Paulina' se cobra 178 vidas a su paso por el sur de México

La costa pacífica del sur de México ha quedado sumida en el desastre. A tres días del paso del huracán Paulina por los Estados de Guerrero y Oaxaca, los informes preliminares de los daños superan los peores pronósticos. Las autoridades han confirmado la muerte de 178 personas y hay otras 200 desaparecidas. En el puerto de Acapulco las tareas de desescombro van dejando al descubierto más cadáveres, y aún no se tienen noticias de otras zonas que siguen incomunicadas. El presidente de la Cruz Roja mexicana, José Barroso, declaró anoche que los muertos podrían ascender a 400.

Acapulco, el emporio turístico más famoso de México, ha quedado irreconocible. Las conocidas playas y las hileras de palmeras han desaparecido. La carretera costera Miguel Alemán, flanqueada por hoteles y locales de diversión, está sepultada bajo toneladas de piedras, lodo y todo tipo de restos procedentes de las colinas circundantes.El huracán Paulina visitó la ciudad en la madrugada del jueves. En cuatro horas sembró el caos. Entrada la mañana, decenas de cadáveres, entre ellos algunos niños, yacían entre los escombros arrastrados por las aguas hasta las avenidas principales. El servicio forense no daba abasto. Los muertos se amontonaban, como las personas que buscaban desesperadas a sus parientes. Llegaban con sus fotos en las manos, después de haber deambulado por unas calles intransitables. El Ayuntamiento regala los ataúdes y el enterramiento.

Los turistas, a salvo

Los testimonios son sobrecogedores. Familias enteras fueron engullidas por los caudales que asolaron los cerros, cuyas faldas están cubiertas de asentamientos irregulares. Los barrios de cartón, madera y palma, muchos de ellos construidos en las riberas de ríos y arroyos, desaparecieron del mapa.

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La mitad de las viviendas de Acapulco ha resultado afectada, especialmente las colonias de protección oficial. Unas 10.000 familias se han quedado sin techo. Los desperfectos en las instalaciones hoteleras, en cambio, no han pasado, en general, de inundaciones en la planta baja. Los turistas se asoman cubiertos con impermeables mientras esperan que el aeropuerto reanude sus operaciones para poder salir. Según las autoridades, todos los visitantes se encuentran bien.

La perla de Guerrero está sin luz ni agua. A la vista de los destrozos registrados en ejes viales, edificios e infraestructuras, los expertos se muestran desolados: hay que hacer de, nuevo la ciudad.

Y mientras las autoridades guerrerenses iban suministrando las cifras de la tragedia, el Gobierno del vecino Oaxaca se decidió el jueves a hacer público un nuevo informe. Hasta entonces se había limitado a hablar de "daños materiales". El paso del huracán por este Estado, el miércoles, fue igualmente dramático. De momento se han contabilizado 58 muertos, pero hay decenas de desaparecidos.

El huracán descargó lluvias en la parte media y alta de la Sierra Madre del Sur, lo que propició corrimientos de tierras. Ha sido en la zona montañosa donde se ha producido el mayor número de víctimas. "Tenemos una amplísima zona devastada", afirma Deodoro Carrasco, gobernador de Oaxaca. "Aún no hemos tenido contacto directo con el interior, pero los reportes son preocupantes.

La Cruz Roja y el Ejército han comenzado ya a enviar convoyes con ropa, víveres y medicinas desde la capital mexicana, donde se están recogiendo las donaciones de los ciudadanos. La Unión Europea anunció ayer la entrega de una ayuda de emergencia de 450.000 dólares (unos 70 millones de pesetas). El presidente Ernesto Zedillo decidió adelantar su regreso de Alemania, donde se encontraba de visita oficial, y ayer mismo salió rumbo a México.

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