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Maliki pide a EE UU más armas para equipar a las fuerzas militares iraquíes

La explosión de seis coches bomba en Bagdad causa 19 muertos y decenas de heridos

Seis coches bomba sembraron ayer el pánico en Bagdad y causaron 19 muertos, coincidiendo con un llamamiento urgente del primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, a EE UU para que proporcione más armas a las fuerzas de seguridad iraquíes, con las que podría imponer la ley en pocos meses. La seguridad iraquí se ha convertido en un tema político controvertido en Washington, donde los demócratas quieren impedir a George W. Bush el envío de más tropas.

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Tres coches bomba hicieron explosión de forma sucesiva en un mercado de verduras en el violento distrito de Al Dora, en Bagdad, causando 10 muertos y 30 heridos, según informó la policía. "Ya no hay piedad. Los que estamos aquí somos suníes, chiíes y cristianos, y sólo queremos trabajar", gritaba desconsolado Mohamed Ali Kazim, un vendedor del mercado.

Poco antes, otro coche bomba estallaba en la principal calle comercial de la capital iraquí, dejando otros cuatro muertos y 10 heridos, y dos más mataban a otras cinco personas en la zona este de Bagdad, con población de mayoría chií. Uno de ellos explotó cerca de una comisaría de policía.

Estos atentados se producen cuando se están perfilando los últimos detalles del plan de seguridad que el Gobierno iraquí quiere implantar en Bagdad para eliminar la violencia sectaria, que ha costado la vida a miles de personas. Presionado por Washington, el Gobierno iraquí anunció la detención por vez primera de 420 milicianos del Ejército del Mahdi, del clérigo chií Múqtada al Sáder, en 56 operaciones policiales.

El primer ministro, Maliki, urgía ayer a EE UU en declaraciones a la prensa internacional a cumplir lo acordado con su Gobierno de dar más armas a sus fuerzas de seguridad, ya que, según él, su escasez ha conducido a que la insurgencia cometa más atentados y cada vez más sangrientos. "Si conseguimos que se cumpla nuestro acuerdo con EE UU para acelerar la entrega de armas a nuestras fuerzas militares, creo que la presencia estadounidense podría empezar a reducirse considerablemente en tres o seis meses", dijo Maliki. El retraso en la entrega de armas se atribuye por algunos medios al temor de que el material caiga en manos de los insurgentes.

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Las declaraciones de Maliki se producen en un momento en que la seguridad iraquí es un tema políticamente controvertido en Washington, donde los demócratas se oponen a los planes de Bush de enviar 21.500 soldados más a Irak. Al frente de un grupo de senadores, todos demócratas excepto el republicano Check Hagel, Hillary Clinton anunció el miércoles por la noche la decisión de presentar una resolución, no vinculante, que impida al presidente enviar esas nuevas tropas.

"No es la respuesta"

Recién llegada de un fin de semana en Irak, Pakistán y Afganistán, la senadora de Nueva York y miembro del Partido Demócrata con más posibilidades ante las presidenciales de 2008, declaró que los planes del presidente amenazan las misiones en Irak. "Más tropas no son la respuesta para Irak", manifestó la política.

Por ahora, la senadora apoya la resolución que se opone al plan de Bush, pero aseguró que irá más lejos si es necesario y presentará la legislación necesaria que limite el número de tropas en el país árabe a los niveles que estaban a principios de año. La senadora apostó por apoyar económicamente al Ejecutivo iraquí, con el objetivo de alcanzar metas políticas, tras asegurar que "ciertamente, la Administración de Bush ha fracasado en el impulso al Ejecutivo".

Por otra parte, el Pentágono envió ayer al Congreso el borrador del nuevo manual para juzgar a los detenidos en Guantánamo, según el cual, los fiscales militares podrán presentar confesiones obtenidas "bajo coacción" y testimonios "de oídas", prohibidos en los juicios civiles. La fiscalía no podrá presentar confesiones obtenidas tras tortura, pero sí declaraciones de acusados sometidos a tratamiento "cruel, inhumano o degradante" antes de diciembre de 2005, cuando el Congreso lo prohibió.

Mientras, un soldado estadounidense, Paul Cortez, se declaró culpable de la violación de una iraquí de 14 años y del asesinato de la niña y de su familia, para evitar la pena de muerte. Es el segundo soldado de los cinco acusados que lo hace. Además, un marine admitió su culpabilidad en el caso de un anciano iraquí, a cuyo vecino buscaban los militares, que fue sacado de su casa y asesinado de 10 disparos. Otros seis marines y un médico naval están implicados.

Dos mujeres iraquíes miran desde el balcón de su casa el lugar donde ayer explotó un coche bomba en Bagdad.
Dos mujeres iraquíes miran desde el balcón de su casa el lugar donde ayer explotó un coche bomba en Bagdad.EFE

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