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El polvorín afgano

Matanza terrorista en Afganistán

Un atentado suicida contra una delegación parlamentaria deja decenas de muertos, entre ellos varios niños, en el norte del país

Afganistán sufrió ayer el peor atentado desde la caída de los talibanes en 2001 cuando un terrorista suicida se hizo explotar junto a una delegación de parlamentarios que visitaba la ciudad de Baghlan, al norte del país. Murieron al menos 50 personas, entre ellas seis diputados y varios niños, y más de un centenar resultaron heridas. El presidente afgano, Hamid Karzai, se mostró conmocionado por el atentado, del que se han desmarcado los talibanes.

Nada hacía presagiar que la visita de los diputados terminaría en semejante baño de sangre. Hasta ahora, la provincia de Baghlan, como el resto de la zona norte, se mantenía relativamente ajena a la violencia que atenaza Afganistán. Confiados, cientos de escolares y de vecinos se habían concentrado en las puertas de una fábrica de azúcar que los legisladores iban a inaugurar, dentro de una gira de carácter económico.

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Gritos y aplausos recibieron a la delegación, encabezada por Mustafá Kazimi, portavoz parlamentario de la oposición y ex ministro de Comercio. Hasta él se acercó el terrorista, con una bomba en la mano y un cinturón de explosivos alrededor del pecho. Se hizo estallar cuando la comitiva entraba en la fábrica.

"Es una pesadilla. He visto cuerpos tirados en las calles, y algunas personas estaban robando las armas de los soldados muertos. Los niños están gritando, pidiendo ayuda", contaba a la agencia Reuters un testigo, Mohamed Rahim, que acababa de perder a dos de sus primas. Además de Kazimi, otros cinco diputados y decenas de civiles murieron en la explosión. "Hemos registrado 50 cadáveres hasta ahora, pero todavía hay cuerpos en la calle y varios han sido recogidos por sus familiares", explicaba el jefe de seguridad de la provincia, Abdurrahman Sayedkhail. Los talibanes, autores de 130 atentados este año, que han dejado 200 muertos, condenaron el ataque en una llamada telefónica a una agencia islamista de Pakistán. "La explosión de Baghlan no fue obra de los talibanes", dijo un portavoz.

Hasta ahora, los atentados de los integristas, que pretenden derrocar al Gobierno prooccidental de Karzai y expulsar a las tropas de la OTAN, han sacudido el sur y el este de Afganistán o, con menos frecuencia, Kabul. Pero, según la ONU, los ataques suicidas se están extendiendo al centro y al norte del país. Los talibanes no han sido particularmente activos en la región de Baghlan, feudo de Gulbuddin Hekmatyar, ex dirigente de los muyahidin que combate por su cuenta contra el Gobierno.

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Por otro lado, los integristas tomaron ayer un importante enclave en la provincia central de Day Kundi, el tercer distrito que controlan, junto a otros dos en la provincia occidental de Farah.

Una imagen de televisión muestra a dos personas llevando a una de las víctimas del atentado de ayer en Baghlan.
Una imagen de televisión muestra a dos personas llevando a una de las víctimas del atentado de ayer en Baghlan.REUTERS

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