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Medvédev promete que desarrollará las libertades al asumir la presidencia

El nuevo jefe de Estado ruso propone a Putin para el cargo de primer ministro

Pilar Bonet

Dmitri Medvédev tomó ayer posesión del cargo de presidente de Rusia y afirmó que su prioridad es "el desarrollo de las libertades cívicas y económicas" de sus conciudadanos. En una pomposa ceremonia a la que asistían más de 2.500 invitados, el nuevo jefe del Estado reafirmó su voluntad de lograr "un verdadero respeto a la ley" y de modernizar la economía para que Rusia se establezca firmemente "entre los líderes del desarrollo tecnológico e intelectual".

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Tras el solemne acto, se puso en marcha una redistribución de poder que, más allá de la coreografía bien ensayada de ayer, encierra muchas incógnitas sobre su viabilidad y eficacia, ya que supone la creación de un tándem sin precedentes en Rusia. Víctor Zubkov, el jefe del Gobierno durante siete meses, dimitió y, cumpliendo su palabra, Medvédev recomendó a Vladímir Putin para cubrir la vacante. Por la tarde, los líderes de los cuatro grupos parlamentarios de la Duma Estatal (Cámara baja) acudieron al Kremlin algo antes del banquete de gala para mantener allí consultas con el candidato, que deberá ser confirmado hoy por el Parlamento. Además, Putin pasó a ocupar ayer el puesto de presidente del partido Rusia Unida, que tiene mayoría absoluta en la Duma.

En ocasiones anteriores, el aspirante a la jefatura del Gobierno iba él mismo al Parlamento y allí departía con cada uno de los grupos parlamentarios por separado y escuchaba sus argumentos. Esta vez, la Duma ha previsto concluir la confirmación de Putin en 1 hora y 45 minutos, de los cuales 15 se reservan a la presentación del programa de gobierno. El número de preguntas que los legisladores podrán formular al candidato se reduce a dos por cada grupo parlamentario. Los expertos y las encuestas de opinión indican que uno de los problemas más acuciantes para el nuevo Gobierno será la inflación, que alcanza un 6,5% desde principio de año y podría superar el 11,9% registrado en 2007.

Estos prosaicos problemas, sin embargo, no enturbiaron el esplendor de la sala de San Andrés del gran palacio del Kremlin, donde poco después del mediodía Medvédev, de 42 años, prestó juramento. A su lado estaba Putin, que, por última vez como presidente, acababa de abandonar las dependencias ocupadas durante ocho años en el recinto amurallado que encierra el corazón del poder en Rusia. La ceremonia fue diseñada en 2000 para la primera toma de posesión de Putin y se inspira en la coronación del zar Alejandro II (1856) también en el Kremlin.

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En su breve alocución de despedida, Putin exhortó a Medvédev a continuar su rumbo y afirmó que había consagrado su trabajo al cuidado de la patria. "Quiero subrayar especialmente que para un país tan grande, tan plurinacional y multiconfesional como Rusia, es vital cuidar y fortalecer su unidad", señaló. Por temor a las corrientes centrífugas existentes en diversas regiones del Estado a fines de los noventa, Putin reforzó el control central y reemplazó mecanismos electorales por otros de designación, como en el caso de los gobernadores.

Tras el ir (tenso y serio) y venir (relajado y sonriente) por pasillos alfombrados de rojo al compás de himnos y marchas, Medvédev asistió a dos actos no menos solemnes, aunque de carácter más restringido. En uno de ellos, en calidad de nuevo comandante en jefe del Ejército, recibió el maletín nuclear. El acto se celebró en presencia del ministro de Defensa. Especialistas militares habían instruido antes al presidente sobre el funcionamiento del maletín, consistente en un ordenador con los códigos para poner en marcha el potencial nuclear ruso.

El otro acto discurrió en la catedral de la Anunciación del Kremlin, donde Medvédev y su esposa, Svetlana, fueron bendecidos por el patriarca de la iglesia Ortodoxa rusa, Alejo II. Aunque el poder político está separado del religioso, Medvédev indicó su voluntad de continuar colaborando con la confesión considerada mayoritaria en Rusia.

Ya ayer, el nuevo presidente comenzó a firmar decretos. En uno de ellos ordenó solucionar los problemas de vivienda de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial; en otro, la reorganización de varias universidades, y en un tercero, apoyó un programa de medidas para la construcción de viviendas asequibles.

Vladímir Putin y su sucesor, Dmitri Medvédev, durante la ceremonia de investidura de éste como presidente.
Vladímir Putin y su sucesor, Dmitri Medvédev, durante la ceremonia de investidura de éste como presidente.AP
Vladímir Putin mantiene su poder en su nuevo cargo de primer ministro rusoVídeo: ATLAS

Un dirigente enganchado a Internet

Para su primer mensaje presidencial, Medvédev eligió la libertad, el servicio y protección al ciudadano y el respeto a la ley, temas todos ellos que animan a quienes esperan un cambio al frente del Estado ruso, como mínimo de estilo o como máximo, una democratización de la vida política y una reanudación de las reformas estructurales que el país necesita.

Medvédev, que a sus 42 años es el jefe de Estado más joven de Rusia en el último siglo, es jurista, como Putin, de 55 años, pero a diferencia de su mentor, no perteneció a los servicios secretos, y su experiencia vital es diferente, por razones generacionales. Los dos políticos se criaron en Leningrado (hoy San Petersburgo) y se conocen desde principios de los noventa, cuando ambos formaban parte del equipo de Anatoli Sobchak, el alcalde de la segunda ciudad del país.

Entre Putin y Medvédev hay matices. Al primero le gusta subrayar el papel y la potencia militar del Estado; el segundo prefiere hablar de la modernización y la necesidad de superar el "nihilismo jurídico". Su actitud ante la tecnología también parece diferente. Putin obtiene su información por canales institucionales, incluidos los servicios de seguridad y ha hecho alarde de indiferencia ante los medios de comunicación. Medvédev, en cambio, inicia el día navegando por Internet, incluida la prensa extranjera, y, cuando viaja, prepara sus temas en el ordenador portátil.

El aspecto aniñado del nuevo líder no es un criterio para el futuro. El presidente tiene un profundo conocimiento de la burocracia, pues ha sido vicejefe y jefe de la Administración del Kremlin y también viceprimer ministro, puestos todos ellos que "no son para gente de nervios flojos", según una politóloga rusa. En su biografía oficial, Medvédev da cuenta de la carrera académica que comenzó en 1987, pero no de su experiencia en la empresa privada en los azarosos años noventa, cuando fue jurista en diversas empresas de la industria forestal, un sector económico para gente curtida.

Medvédev ha sido presidente del consejo de directores de Gazprom, puesto del que deberá dimitir ahora. Sin embargo, ya ha colocado a hombres de su confianza en diversos cargos en el monopolio del gas ruso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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