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Militares de Marruecos explotan la riqueza del Sáhara, según denuncia la viuda de Mitterrand

Una delegación de la Fundación France Libertés recorrió la ex colonia española

Militares de alto rango y algunos destacados políticos marroquíes se aprovechan, a través de las empresas que han creado, de las riquezas del Sáhara occidental.

La Fundación France Libertés, que preside Danielle Mitterrand, viuda del presidente francés, y una ONG francesa, la Asociación de Amistad y Solidaridad con los Pueblos de África (AFASPA), formulan esta acusación en un voluminoso informe sobre la antigua colonia española que visitaron en noviembre. Circularon con libertad por el territorio aunque seguidos de cerca por los servicios de seguridad.

El documento da los nombres de seis generales marroquíes, todos ellos en activo, de un ex ministro del Interior y de un antiguo responsable de la Dirección de Vigilancia del Territorio, el servicio secreto civil, que participan en negocios de extracción de arena, sal y de la pesca.

"La sociedad KB Fish en Dajla (antigua Villa Cisneros), que posee cuatro licencias y barcos para faenar, pertenece a los generales Hosni Bensliman y Abdelhak Kadiri", asegura el informe. El primero manda la Gendarmería mientras el segundo era, hasta hace poco, el responsable del espionaje militar.

Varios semanarios marroquíes, incluido Économie et Entreprises, una publicación nada sospechosa de ser antisistema, habían apuntado el año pasado, sin ser desmentidos, los vínculos existentes entre la jerarquía militar y las sociedades pesqueras.

El pulpo

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La fragilidad de algunos bancos pesqueros, especialmente el de los cefalópodos, fue uno de los argumentos esgrimidos por Rabat para dificultar la consecución de un acuerdo con la Unión Europea cuyos principales beneficiarios hubiesen sido los pescadores españoles.

La Fundación y la ONG "han podido verificar la multiplicación [en Dajla] de las sociedades especializadas en el pulpo, mientras el reposo biológico de las especies es poco respetado". La pesca quedó abierta el 15 de noviembre, cuando "el pulpo es demasiado joven para reproducirse".

Si en abril de 2001 la negociación pesquera entre la UE y Rabat fracasó es, entre otros motivos, "para que los intereses de la industria marroquí de la pesca, cercana al poder real y al Ejército, no padezcan más la competencia española en el mercado retributivo del pulpo". El pulpo capturado en aguas saharianas se exporta a España y Japón.

Varios semanarios independientes marroquíes se han hecho eco del informe el pasado fin de semana. Aunque ponen en duda algún que otro aspecto concreto, reconocen que, subraya, por ejemplo, Demain, "denuncia hechos graves que merecen una respuesta del Gobierno marroquí".

El documento dedica también buena parte de sus 64 páginas a narrar los supuestos abusos, en materia de derechos humanos, cometidos por las autoridades marroquíes. Aborda además la "discriminación" que padecen los trabajadores saharauis, con relación a los marroquíes, de la mayor empresa radicada en el Sáhara, la fosfatera Phosboucraa, perteneciente al Office Chérifien des Phosphates y a la Sociedad Española de Participaciones Estatales (SEPI).

France Libertés proporcina, por ejemplo, una lista de 102 trabajadores saharauis que perdieron categoría laboral en 1977, cuando los marroquíes se hicieron cargo de la gestión, y cuenta otros casos de antiguos empleados que no cobran la pensión o la indemnización por invalidez. En consecuencia, exige a la SEPI que restablezca en sus derechos a esos trabajadores.

La SEPI, que poseía un 35% del capital de Phosboucraa, dejó en diciembre de ser accionista de la empresa, según fuentes de la sociedad estatal. Desde 1977, recalcan, no participaba en su gestión, que estaba exclusivamente en manos marroquíes.

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