Mohamed VI condecora a cuatro monjas españolas residentes en Marruecos
El monarca alaba la labor de las Hijas de la Caridad en un orfanato de Alhucemas
"Conozco su labor y la apreciamos mucho". El rey Mohamed VI de Marruecos pronunció estas palabras en castellano, el pasado fin de semana, ante las hermanas Rafaela del Campo y Fermina Suárez de la orden San Vicente de Paul. A continuación les impuso la orden del "wissam alauí", una de las más destacadas condecoraciones de su reino.
"El rey nos explicó que [el galardón] era para el conjunto de las hijas de la caridad en Marruecos", precisa al teléfono sor Rafaela, palentina, que lleva 40 años en el país. "Fue una ceremonia muy bonita" en el palacio real de Tánger. A sor Rafaela la acompañaba sor Fermina, originaria de Las Palmas de Gran Canaria pero afincada en Marruecos desde hace 48 años.
El gesto del soberano intenta hacer olvidar la expulsión de unos 130 cristianos del país desde principios de marzo
Ambas llevan, junto con otras dos hijas de la caridad, un pequeño orfanato adyacente al hospital de Alhucemas, en el norte de Marruecos. El soberano prometió que enviaría el galardón a las dos monjas que no pudieron desplazarse a Tánger para no dejar desatendido el centro.
Es la primera vez que Mohamed VI impone el wissam alauí a religiosos extranjeros afincados en Marruecos. Con este gesto intenta probablemente hacer olvidar la mala imagen causada por la expulsión del país, desde principios de marzo, de unos 130 cristianos, en su gran mayoría evangélicos. Entre ellos hay dos españoles.
Las expulsiones se iniciaron con un grupo de 16 personas que regentaba el Village of Hope, un orfanato en Ain Leuh, en la cordillera del Atlas.