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Moldavia acusa a Rumania de estar detrás de la revuelta de los jóvenes

Las protestas se canalizaron a través de las redes sociales de Facebook y Twitter

El presidente moldavo, el comunista Vladímir Voronin, internacionalizó este miércoles la crisis política y los desmanes callejeros tras las elecciones legislativas del domingo, al culpar a Rumania de instigar los desórdenes, declarar persona no grata al embajador de Bucarest, Filipp Teodorescu, y establecer el visado obligatorio para los rumanos que viajan a Moldavia.

Las tensiones que el martes culminaron con el saqueo del Parlamento y la Presidencia se recrudecían anoche en una manifestación de miles de personas ante la sede del Gobierno. Los reunidos lanzaron botellas a la policía, se excitaban ante las noticias de nuevas detenciones y proferían gritos anticomunistas mientras sus filas se engrosaban con gentes llegadas de provincias. Después se dispersaron. En un nuevo mensaje vía internet, los moldavos han sido convocados a la gran revolución contra los comunistas el próximo viernes ante el Parlamento.

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Voronin ha advertido el miércoles que las fuerzas del orden público utilizarían a partir de ahora su derecho a la violencia para repeler las agresiones contra las instituciones del Estado. Los líderes de las tres formaciones de oposición clasificadas en las urnas, Vlad Filat, del Partido Liberal Democrático, Dorín Chirtoaca, del Partido Liberal, Serafim Urechean, de Alianza Nuestra Moldavia, se reunieron por la tarde para concertar su actuación.

La gran dificultad para canalizar a la multitud y evitar la violencia es la falta de coordinación y la desconfianza mutua entre los tres protagonistas de la crisis: las autoridades comunistas, la nueva oposición parlamentaria y los jóvenes. Las autoridades insisten en el procedimiento legal habitual para investigar las irregularidades electorales. Filat afirmaba el miércoles que este procedimiento llevará a la repetición los comicios e insistía en que debe completarse antes del reparto de escaños parlamentarios.

Los jóvenes son un conjunto heterogéneo en el que hay estudiantes universitarios y de secundaria. No parece que haya un movimiento estudiantil global y estructurado que asuma responsabilidades, pero los inspiradores del mitin pacífico del lunes reunieron a representantes de 16 grupos que en la tarde del martes constituyeron la Coalición Popular Anticomunista 2009 y en nombre de esta entidad, "que no se identifica con ningún partido político", firmaron una declaración en la que exigen anular las elecciones, libertad de prensa y la liberación de los detenidos.

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Los políticos miran con desconfianza a quienes dicen haber sacado a la calle a 15.000 personas (en lugar de las 300 previstas) con el único instrumento de los móviles y las redes sociales como Facebook y Twitter. Mientras unos y otros eluden la responsabilidad por los desmanes del martes, crece el número de incontrolados en la calle. "Me costó mucho evitar que asaltaran la televisión", dijo Filat. "Los partidos de la oposición no tenían ni micrófono", señalaba la periodista Natalia Morar, una de los seis convocantes del mitin del lunes. Guenadie Brega, otro de los jóvenes convocantes, está "refugiado en la embajada de Rumania" en Chisinau, manifestó Morar. La Fiscalía informó de la detención de 200 personas por los sucesos del martes.

Voronin anunció sus medidas contra Rumania ante representantes del Gobierno y de instituciones académicas. Los ciudadanos de la UE viajan a Moldavia sin visado, y la introducción de este requerimiento para los rumanos puede alienar a la sociedad, ya que muchos moldavos tienen también el pasaporte rumano y se sienten culturalmente rumanos. El grueso del territorio Moldavia está en Besarabia, una región que perteneció a Rumania. Bucarest ofreció la nacionalidad rumana a los moldavos con raíces en Besarabia y recibió 800.000 solicitudes, lo que en gran parte responde a la oportunidad de acceder así al mercado laboral de la UE. Fuentes cercanas al gobierno calculan que puede haber 32.000 moldavos con nacionalidad rumana.

Refiriéndose a las medidas contra Rumanía, Voronin dijo que se trataba de "un paso político para que los rumanos entiendan que nosotros tenemos nuestro Estado independiente, la República de Moldavia, y que no metan la nariz en nuestros asuntos". "Nuestra paciencia tiene un límite", dijo el presidente, quien acusó a la oposición de intentar un golpe de Estado y tener una actitud "antiestatal" por permitir que la bandera rumana ondeara sobre la Presidencia de Moldavia. Voronin expresaba en esencia sus dificultades para que su país, surgido del desmoronamiento de la URSS, cristalice como Estado por si mismo ante un vecino que influye poderosamente en la forma de identificarse de los jóvenes.

Miles de personas, en su mayoría jóvenes, protagonizan violentos enfrenteamientos con la policía.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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