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Moscú recuerda a las víctimas del régimen estalinista

Miles de rusos soportan el frío de la capital para rendir homenaje, por cuarto año consecutivo, a los represaliados

Bajo la nieve, a lo largo de todo el día, miles de personas han desfilado ante el monumento dedicado a las víctimas de la represión estalinista en la plaza de la Liublianka de Moscú, frente a la sede central del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antes KGB). Soportando el frío, hombres y mujeres, mayores y jóvenes, hicieron cola ante una tribuna a la intemperie para recordar a las víctimas del terror. La "recuperación de los nombres", tal como se conoce el acto, se celebra por cuarto año consecutivo con motivo del día de la memoria de las Víctimas de la Represión Política (fecha proclamada por el parlamento ruso en 1991) y es una iniciativa de Memorial, una organización no gubernamental que vela por la memoria histórica.

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El acto transcurrió junto a la gran piedra del archipiélago de Solovkí, que fue traída a Moscú en 1990, y que hoy decora la plaza que hasta agosto de 1991 estuvo presidida por Félix Dzherzhinski, el fundador del KGB. Solovkí, en el mar Blanco, albergó uno de los primeros y más duros campos del Gúlag soviético.Se calcula que millones de personas perdieron la vida en la represión que se inició ya en tiempos de Lenin y llegó a su apogeo en los años treinta.

En un clima de recogimiento, los ciudadanos recitaban varios nombres incluidos en la inmensa lista de víctimas que Memorial dividió en pequeños fragmentos y repartió a quienes deseaban intervenir. A los nombres recibidos, había quien añadía el de sus abuelos o padres, a veces sin poder contener su emoción. Por su amplitud geográfica, por la diversidad de estratos sociales y vidas truncadas que evocaba, la retahíla era escalofriante: Campesinos, obreros, contables, carpinteros, militares, ferroviarios, estudiantes, jubilados, miembros del NKVD (precursora del KGB). "Fusilado", "fusilada", "1937", "1938", repetían los oradores. Una mujer a la que le tocó leer el nombre de un condecorado alto cargo del NKVD , fusilado en 1938, no pudo evitar un comentario: "Aquí tenemos también los nombres de los verdugos que luego se convirtieron en víctimas. Sirva esto de advertencia para que los que practican la represión sepan que ellos también pueden convertirse en sus víctimas, que el mal genera mal", manifestó la mujer, que dijo llamarse Tatiana.

Los oradores no se identificaban y rendían homenaje a título personal. Entre ellos había también miembros del Servicio Federal de Seguridad, en concreto "funcionarios de los archivos del Servicio Federal de Seguridad, e incluso un general", afirmaron fuentes de Memorial.

En conversación con esta corresponsal, una mujer que dijo llamarse Elena recordó a un "niño de la guerra" (la Guerra Civil Española), que fue trasladado a la URSS y, tras pasar cierto tiempo en el orfanato, fue adoptado por la familia de un alto cargo militar de aviación. "El padre adoptivo fue víctima de la represión estalinista y murió fusilado. La madre huyó con el niño y se salvó. Cuando el niño fue mayor y quiso ingresar en la academia militar, se lo impidieron por ser "hijo de un enemigo del pueblo". " Así que para que pudiera ingresar hubo que contarle su verdadera biografía, decirle que era de origen español y que había sido adoptado. Ese niño fue también fue una víctima de la represión", afirmó Elena.

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El primero en subirse a la tribuna y comenzar a recitar nombres fue el defensor de los derechos humanos, Vladímir Lukín. A lo largo del día acudieron otros políticos, entre ellos el ajedrecista Gari Kaspárov, y el economista Grigori Yavlinski. A lo largo de todo el día, a intervalos, la emisora EL ECO de Moscú prestó sus micrófonos a actores y personajes conocidos para que se sumaran a lectura de nombres recuperados.

Una mujer deja una rosa en el monumento a las víctimas de la represión estalinista en la plaza Lubyanka, frente a la sede del antiguo KGB, en Moscú.
Una mujer deja una rosa en el monumento a las víctimas de la represión estalinista en la plaza Lubyanka, frente a la sede del antiguo KGB, en Moscú.AFP

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