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BAGDAD A PIE DE CALLE

Mugre, burocracia y un ángel

Llegada a Bagdad: Primera etapa de un viaje hacia las elecciones provinciales en Irak

Ángeles Espinosa

Los aviones de pasajeros ya no aterrizan en barrena para evitar posibles misiles insurgentes. Al menos, los aviones iraníes. Eso parece indicar que la seguridad ha mejorado en Bagdad. También el aeropuerto internacional tiene un aspecto más aseado, aunque la moqueta de rayas marrones es la misma que pisé en mi primer viaje a Irak, en diciembre de 1985. Tal vez sea que han desaparecido de la vista los arrogantes 'seguratas' extranjeros que hasta el año pasado campaban por sus respetos.

Lo que ni siquiera la invasión estadounidense ha logrado cambiar es la burocracia heredada de la época otomana. A pesar de que el Ministerio de Exteriores iraquí aprobó mi visado el pasado martes, su embajada en Teherán fue incapaz de encontrar el documento antes de que empezara el fin de semana iraní ayer jueves. Pero en Oriente Próximo siempre aparece una mano amiga que en el último momento te libra del desastre. Francisco Elías de Tejada, el embajador español en Bagdad, ha logrado no ya que me pusieran el visado en el aeropuerto, sino que apareciera a mi llegada. Un ángel.

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En el avión, cuando todavía temía que me deportaran como en el verano de 2007 me sucedió en Pakistán, me preguntaba si Gertrude Bell, la viajera inglesa que entre finales del siglo XIX y principios del XX recorrió estas tierras, también necesitaría visados... Imagino que salvoconductos, pero en su época viajaban sin tantas prisas y con mucho más equipaje. He echado de menos disponer como ella de mi propio cocinero y servicio de mesa nada más llegar al Al Hamra. El deterioro de este hotel es el fiel reflejo de los efectos que sobre los iraquíes han tenido tres guerras y una década de sanciones.

Sólo la atención de sus propietarios a las necesidades de seguridad y trabajo de los periodistas explica que éstos ignoren la mugre acumulada desde que se decoró el establecimiento en los años setenta. A pesar de que el retraso de mi visado hizo que anularan mi reserva, una vez que he atravesado los enormes bloques de hormigón con los que se protegen y nos protegen de eventuales atentados, no podían dejarme en la calle y me han acomodado en una de sus desastradas habitaciones. Es esa dignidad de comportamiento la que los iraquíes tratan de recuperar después de la violencia de los últimos años.

Un soldado iraquí pasea por la entrada de un centro de votación en Bagdad.
Un soldado iraquí pasea por la entrada de un centro de votación en Bagdad.AFP
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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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