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Murdoch y Fox, protagonistas de las elecciones en EE UU

El magnate dona dos millones de dólares a los republicanos

Antonio Caño

A menos de un mes de unas elecciones legislativas que se anuncian como un cataclismo político, el patrón de la prensa conservadora Rupert Murdoch se ha convertido en un actor principal de la campaña tras anunciar esta semana una donación de un millón de dólares (unos 730.000 euros) a la Cámara de Comercio, una institución defensora de los valores de la libre prensa que actúa de hecho con el más poderoso lobby contra el Gobierno de Barack Obama.

La Cámara de Comercio, aunque formalmente independiente, ha gastado en los dos últimos meses, según un estudio realizado por el Wesleyan Media Project, un grupo de investigadores de la Universidad de Wesleyan, cerca de siete millones de dólares en la campaña, todos ellos a favor de candidatos republicanos, y cuenta este año con un presupuesto total de 75 millones para la promoción de sus ideales.

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La donación de la empresa que dirige Murdoch, News Corporation, se suma al millón de dólares que el empresario australiano entregó directamente a la Asociación de Gobernadores Republicanos en junio pasado y lo convierte en el empresario de comunicación que de forma más abierta y masiva trata de influir en la política norteamericana. Para entender la dimensión de esa cifra basta citar que la máxima contribución a la Asociación de Gobernadores Demócratas ha sido de medio millón de dólares del principal sindicato de empleados públicos.

Muy por detrás de News Corporation se encuentra, según Howard Kurtz, un experto en medios, General Electric, la empresa propietaria de las cadenas NBC y MSNBC, que este año ha donado 205.000 dólares para los republicanos y 245.000 dólares para los demócratas.

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No es la primera vez que Murdoch se implica directamente en la política en Estados Unidos. En otros tiempos lo ha hecho incluso a favor de algunos demócratas. En 2006 organizó un acto de recolección de fondos para Hillary Clinton. Pero en esta ocasión se ha desatado la alarma entre la clase política y periodística porque, a la fuerte suma desembolsada por el famoso empresario, se añade el papel que sus medios de comunicación, especialmente la cadena Fox News, desempeñan en la lucha por el control de Washington, donde se hacen las leyes y se nombra a los reguladores que marcan los límites de News Corporation.

El poderoso grupo de medios, al que pertenecen también, entre otros, The Wall Street Journal -el diario más vendido de Estados Unidos- y el tabloide The New York Post, ocupa ya una posición dominante en distintos ámbitos del mercado y planea una expansión en los próximos años. El Journal destinará 30 millones de dólares en 2011 para fortalecer su edición local neoyorquina, y está en marcha un proyecto de comercialización conjunta de publicidad en el Journal y el Post que puede trastocar el sector en una proporción similar a lo que el abaratamiento de los periódicos de News Corporation provocó en Reino Unido en 1993.

Reino Unido constituye también un precedente de la penetración de Murdoch en el juego político. Estados Unidos representa el gran salto. Su influencia más directa en la política norteamericana se produce principalmente a través de Fox, cuya audiencia supera la suma de las de sus dos principales competidores en la televisión por cable, CNN y MSNBC. Esa influencia es de tal dimensión actualmente que no sería exagerado decir que el movimiento ultraconservador Tea Party no existiría sin Fox. "¿Qué haríamos sin Fox News? ¡Amamos nuestra Fox News!", decía hace pocos días Sarah Palin en un mitin en Kentucky.

El principal activista y promotor del Tea Party es el conductor de un programa de Fox, Glenn Beck, al que ven cada día dos millones de personas. Fue Beck el organizador y la estrella de la mayor concentración conseguida hasta la fecha por el Tea Party, el pasado agosto en Washington. Es Beck el arquitecto del revisionismo histórico que sostiene la doctrina fanática del Tea Party. El columnista Dana Milbank, que acaba de publicar un libro sobre él, lo define como "un peligro nacional".

Pero el poder de Fox excede a Beck. De las cuatro figuras republicanas que en estos momentos coquetean con la candidatura presidencial en 2012, tres están en la nómina de Fox, como comentaristas o presentadores de segmentos informativos: Palin, Newt Gingrich y Rick Santorum.

Nunca en la historia de esta antigua democracia se había producido una situación semejante: los virtuales candidatos promueven su figura desde una gran tribuna nacional, Fox se garantiza una posición ventajosa ante el futuro político y todos ganan dinero mientras tanto. "Fox ha pasado, de apoyar a los candidatos republicanos, a darles su bendición", escribía esta semana Paul Krugman. Algunos especialistas en prensa, como Zachary Roth, se están preguntando si Fox merece seguir siendo tratado como un medio de comunicación, y el propio presidente Obama, cuya llegada al poder coincide con la etapa más belicosa de la cadena, se ha visto envuelto en el debate.

En una entrevista publicada en el último número de la revista Rolling Stone, Obama manifiesta: "Creo que Fox es parte de una tradición, como Hearst, que usa sus periódicos para promover intencionadamente sus puntos de vista, de un determinado punto de vista, un punto de vista con el que yo discrepo y que en última instancia resulta destructivo, pero como proyecto económico ha sido ampliamente exitoso. Y yo creo que si le pregunta a Rupert Murdoch qué es lo primero que desea para Fox, le respondería que el éxito".

El conductor de la Fox Glenn Beck, en un acto del Tea Party.
El conductor de la Fox Glenn Beck, en un acto del Tea Party.REUTERS

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