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Musharraf deporta al ex primer ministro Sharif a Arabia Saudí tras aterrizar en Islamabad

El régimen de Pakistán detiene a miles de seguidores del dirigente exiliado en Londres

El ex primer ministro paquistaní Nawaz Sharif fue deportado ayer a Yeda (Arabia Saudí) tan sólo cuatro horas después de que tomara tierra el vuelo en el que regresaba a Pakistán tras más de siete años de exilio. "Vete Musharraf, vete Musharraf", cantaron nada más aterrizar en Islamabad los simpatizantes que acompañaron a Sharif en su viaje desde Londres. La alegría, sin embargo, duró poco. El hombre que llegó dispuesto a arrebatar en las urnas el poder al general Pervez Musharraf fue deportado a Arabia Saudí sin contemplaciones.

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Fueron dos horas de negociaciones en el avión para que los cientos de comandos, policías y agentes secretos que tenían tomado el aeropuerto de Islamabad le dejaran salir "pacíficamente" del aparato tras aterrizar. Las otras dos fueron de espera en la sala VIP hasta que un funcionario del Tribunal de Cuentas le leyó una acusación por fraude y blanqueo de dinero. Sharif se negó a firmar la recepción del documento y, de inmediato, lo detuvieron y lo trasladaron a un vuelo especial hacia Yeda.

Sharif fue privado de su pasaporte, que fue entregado a las autoridades saudíes para impedir que salga del país hasta que cumpla los 10 años de exilio a que se comprometió, en diciembre de 2000, para evitar la cadena perpetua por desviación de fondos, fraude fiscal y traición, tras el golpe de Estado del general Pervez Musharraf que acabó con su segundo mandato. El viernes, el Gobierno saudí, que fue el que acogió a Sharif, le recomendó no volver.

Sus abogados indicaron que recurrirán la decisión del Gobierno, que "viola flagrantemente" el veredicto del Tribunal Supremo de agosto pasado, según dijo el letrado Sadique al Faruk. La sentencia reconocía el derecho "inalienable" de Sharif a vivir en su país, y en ella se apoyó el que fuera primer ministro entre 1990 y 1993 y entre 1996 y 1999 para volver.

Lahore, el feudo de Sharif, se mantuvo ayer tranquilo, pero no se descartan manifestaciones masivas en los próximos días, aunque ya han sido detenidos varios miles de simpatizantes. Sharif, que pretendía haber realizado los 300 kilómetros que separan Islamabad de Lahore en una caravana multitudinaria, repitió varias veces que volvía para "movilizar a las masas a luchar contra la dictadura".

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El régimen también demostró su fuerza. Todas las carreteras de acceso al aeropuerto fueron bloqueadas en cinco kilómetros a la redonda. La señal de los móviles fue interrumpida. La zona estaba totalmente tomada por las fuerzas de seguridad y autobuses especiales trasladaban sólo a las personas que tenían billete aéreo.

"Fue un secuestro a la luz del día", dijo la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Asma Yahangir, al criticar la expulsión de Sharif. Varios diputados de la oposición también declararon su "conmoción" por la deportación de Nawaz Sharif.

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